miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dar malas noticias

A la hora de dar malas noticias, a nadie nos gusta hacer de mensajero, y es que generalmente no estamos lo suficientemente formados en comunicación y creemos que no tenemos las herramientas suficientes para dar este tipo de noticias. 
Sabemos que el hecho de no darlas de forma adecuada, puede generar un malestar añadido en quien recibe la noticia, y a esto hay que añadir, que generalmente la persona que recibe la mala noticia, suele proyectar su malestar sobre el mensajero descargando su rabia sobre éste, y lógicamente todo esto nos produce ansiedad y malestar, con lo cual evitamos este tipo de situaciones.
No obstante, siguiendo unas pequeñas pautas podemos hacer que se reduzca el impacto emocional en la persona que recibe la noticia.
Antes de nada nos aseguraremos de que nosotros somos la persona más adecuada para dar la mala noticia.
Una vez decidamos, que somos nosotros quien se la debamos dar, primero, prepararemos el entorno, evitando los pasillos con gente o las habitaciones compartidas. Además, evitaremos a su vez, en la medida de lo posible, darlas por la noche o por teléfono. También tendremos en cuenta, que este tipo de información no se puede dar con prisas, siendo nosotros mismos, una vez dada la mala noticia, el primer apoyo que reciba la persona que la ha recibido.
En segundo lugar, antes de dar nuestra información intentaremos informarnos de lo que sabe la otra persona, ya que si dispone de cierta información dolorosa no hace falta que se la repitamos nosotros, evitando así hurgar en la herida.
En tercer lugar, debemos también tener en cuenta qué debe saber y cuánto debe saber. Por ejemplo, una mujer debe saber que su marido ha muerto, pero no tiene por qué saber que le era infiel, al menos no ese mismo día.
Por último, en cuarto lugar,  daremos la información o la mala noticia siempre desde el respeto, de forma afectuosa, mirándole a los ojos e incluso teniendo contacto físico, como por ejemplo, cogiéndole de la mano. Lo haremos con frases claras y cortas, y sin olvidar que en algunas ocasiones el silencio también informa. Es decir, en muchas ocasiones, con un silencio estamos confirmando una información. Todo esto hará que al menos el primer impacto sobre la persona se reduzca considerablemente.