viernes, 1 de marzo de 2013

MALTRATO PSICOLÓGICO EN LAS RELACIONES DE PAREJA.

Hay sobrada evidencia a través de la investigación sobre la distinción entre psicopatía y el trastorno antisocial de la personalidad. Así pues, hay que diferenciar entre los psicópatas criminales y los psicópatas integrados.
Los psicópatas integrados, a pesar de tener la misma estructura de personalidad y emociones, que los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad, no son delincuentes o antisociales. Los psicópatas integrados o subclínicos, son personas que comparten o cumplen criterios de la psicopatía, pero que no se involucran en conductas delictivas; tema aparte es que sean potencialmente delincuentes.

No todas las personas que exhiben ciertos rasgos psicopáticos asilados, en concretos o puntuales momentos y/o situaciones, son psicópatas propiamente dichos, sino que, simplemente, se comportan como tales –lo parecen- en tales concretas situaciones.
La psicopatía, es muy común en la sociedad en general, de hecho, hay múltiples contextos en donde podemos encontrar psicópatas integrados, como la política, la religión, los negocios o incluso la medicina y la psiquiatría.
Son psicópatas subclínicos que por lo general funcionan con normalidad en la sociedad.

En relación al concreto contexto de la violencia en la pareja y sus múltiples manifestaciones –física, psicológico-emocional, económica, sexual, etc.-, hay que señalar que ésta tiene unos correlatos previos bien asentados que ya comienzan a manifestarse incluso en la misma etapa de noviazgo de una relación de pareja.
Y es en este contexto, donde encontramos algunos psicópatas integrados o también denominados subclínicos. Las parejas psicópatas son incapaces de proporcionar una relación íntima basada en el respeto, el amor, el compromiso, la fidelidad, etc., y es más frecuente su recurso a la violencia psicológica que a la física.
Algunas características de las parejas psicópatas son;
Encanto superficial y notable inteligencia, mostrándose encantador, simpático, inteligente y despierto. Causan muy buena impresión e inspiran confianza.
Ausencia de nerviosismo y/o manifestaciones neuróticas.
Incapacidad para experimentar remordimiento o vergüenza.
Pobres reacciones afectivas. Sienten emociones pero solo a nivel superficial.
Egocentrismo patológico, rasgos narcisistas, y en determinados casos histrionismo.
Imposición de conductas; bloqueo social, ordenes, insistencia abusiva, invasiones en la privacidad o sabotajes.
Culpabilización; acusaciones o negaciones.
Desvalorización; ridiculización, oposiciones, descalificaciones o desprecio.
Indiferencia; falta de empatía o apoyo y monopolización.
Bondad aparente; manipulación de la realidad o de la información.


Mientras que la agresión física, parece fácilmente delimitable en las relaciones interpersonales, debido a que las secuelas que deja en la victima son observables, las manifestaciones del maltrato psicológico no son tan evidentes.
Las amenazas, como puedan ser a romper la relación, críticas, insultos o humillaciones contribuyen a hacerlo más obvio; otros en cambio, como la manipulación de información, la desconsideraciones de las emociones de la otra persona, no tener en cuenta sus deseos o gustos y el aislamiento de su red familiar o social, son más sutiles.
Algunas formas de violencia dentro de este contexto y en la pareja son;
Maltrato económico, como es el control de los recursos económicos de la víctima.
Maltrato social, refiriéndose al aislamiento de las relaciones interpersonales de la víctima y la degradación de éstas.
Maltrato estructural o lo que vendría a ser como diferencias de poder y la desigualdad dentro de la pareja, siendo éste poder menor para la víctima.
Maltrato espiritual o destrucción de las creencias personales así como intentos para que adopte el sistema de creencias del maltratador.

Todo este tipo de conductas se dirigen al expolio de la pareja, a través de la creación de un arraigado sentimiento de desvalorización que destruye la autoestima y genera un estado de indefensión en la misma.
Las parejas psicópatas tienen un perfil cognitivo-conductual específico, que coincide en algunos puntos con el perfil del maltratador generalmente violento.
Detectar esta situación a tiempo es importantísimo, para evitar que pueda pasar a mayores, ya que la persona involucrada en este tipo de relaciones con psicópatas subclínicos o integrados, con el tiempo perderá autoestima, red social y familiar o poder económico, haciendo que sea más complicado salir de esta situación.