lunes, 14 de febrero de 2011

ADICCIÓN AL AMOR .

La adicción al amor o dependencia emocional, es igual que cualquier otra compulsión, excepto que tiene que ver con las relaciones.
Debido a la parte amorosa de la adicción, la gente a menudo no entiende la gravedad del peligro de la situación. De hecho, Hollywood tiende a quitarle importancia a este problema en sus películas, porque una verdadera relación de amor no es comercial.
¡El amor es glorificado, cómico, feliciano, es lo mejor que le puede pasar a una persona sea cual sea su grado de amor…! Al menos en Hollywood.
Pero una persona excesivamente apegada a otra, muy probablemente no se sienta tan feliz y relajada como muestran algunas películas.
Hay que diferenciar entre el amor o el deseo de estar con el otro, y la necesidad de estar con el otro.

Algunas características de la persona adicta al amor son;
Negar los problemas, confundir deseos como necesidades, reemplazar inmediatamente a la pareja con la que se termina, incapacidad para confiar en las relaciones, pasión excesiva, se confunde el sexo con el amor, sentimientos de celos y posesividad en las relaciones, y prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa llegando a limitar otras actividades en su día a día.
Una persona adicta al amor, tiene miedo al cambio  y suprime el desarrollo propio, de hecho suele asumir el sistema de creencias de la pareja y sus relaciones son basadas en la sumisión y la subordinación,  ya que suele tenerla idealizada.
En la adicción al amor, la persona adicta puede traer ese hábito de relaciones pasadas que dejaron a la persona desgastada y/o sintiéndose abusada mentalmente, pero también, puede provenir de una falta de cuidados o atención en la niñez, separación de la familia, dolor oculto, miedo al rechazo o falta de amor. Además, una baja autoestima, el miedo e intolerancia a la soledad y una falta de habilidades sociales, son algunas de las variables que influyen en el desarrollo y mantenimiento de este estado afectivo.

El enfoque o tratamiento para este tipo de personas debe ser integrador, debiendo considerar en cualquier tratamiento las dimensiones tanto biológica, como interpersonal, afectiva, cognitiva y conductual.
Escribirse una carta a sí mismo en la que se dirija sentimientos positivos de protección y de cariño, hablar frente al espejo interactuando de forma positiva, con valoraciones, y ánimos, dar paseos solitarios por entornos agradables, identificar y corregir las distorsiones cognitivas, trabajar un autoconcepto positivo, y reevaluar el concepto que se tiene de la pareja, son algunas de las técnicas que se pueden utilizar para este mal de amores.


lunes, 7 de febrero de 2011

¿CÓMO EDUCAR A UN HIJO?

Educar a un hijo es una de las tareas más complicadas e importantes que nadie se pueda plantear. Ser padres no se limita a traer un hijo al mundo, hay que criarlo, vestirlo y algo fundamental, educarlo para ayudarle a convertirse en un ser maduro, encajado en la sociedad y en la vida tal y como le toque vivir.
Los padres se plantean la educación como una serie de detalles que considera importantes como: que estudie, que sepa relacionarse, que esa feliz, etc…y para ello plantea una serie de normas o exigencias. El ambiente en que se cría un niño sin duda es muy importante, por ello vamos a detallar algunos de los puntos principales que conviene seguir para crear un ambiente educativo lo más ideal posible:
1.     Hacer que el niño se sienta seguro.
2.    Procurar que se sienta querido y aceptado.
3.    Huir de las amenazas, los castigos y los miedos.
4.    Hacer que poco a poco adquiera responsabilidades y enseñarle a ser independiente así como fomentar su autonomía.
5.    Cuando manifieste sus instintos, no regañarlo, comprenderlo y, sobretodo, orientarlo.
6.    Evitar conflictos innecesarios, ser tolerantes y enseñarles a serlo también.
7.    No exigirle más de lo que pueda dar.
8.    No compararle con sus hermanos ni con otros niños, evitar en todo momento crearle sentimientos de inferioridad.
9.    Respetar sus sentimientos, nos gusten o no.
10.   Contestar a sus preguntas con respuestas que pueda comprender.
11.   Afrontar junto a él, las dificultades por las que pasa.
12.   Interesarse por las cosas que hace, aunque al adulto le parezcan insignificantes.
13.   Apoyar y potenciar su sociabilidad y su integración en el medio.
14.   Favorecer y facilitarle todos los instrumentos que necesite para su progreso y maduración.
15.   Ayudarle a que descubra su propia identidad.
16.   Tener en cuenta que  “Un niño es un niño y no un adulto en miniatura”.
En reiteradas ocasiones, no hay una buena comunicación entre nosotros y nuestros hijos no porque ellos no escuchen, sino porque no utilizamos el lenguaje adecuado.
Con ayuda de un profesional, se pueden aprender algunas estrategias, para el manejo de los niños y los adolescentes.