Hay muchas clases de psicofármacos, además de
diferentes estrategias, para un plan de tratamiento adecuado para cada
paciente, utilizando los múltiples mecanismos farmacológicos.
Antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos,
etc.., son combinados de diferentes maneras para generar numerosas opciones
terapéuticas con vistas a alcanzar el importante, a veces difícil, objetivo de
la remisión.
De esta forma, los últimos estudios
realizados por la OMS (Organización Mundial de la salud), en cuanto a consumo
de psicofármacos, ponen de manifiesto que España es uno de los países con mayor
consumo de psicofármacos de la Unión Europea.
Por lo general, el diagnóstico y tratamiento
de los trastornos mentales en Atención Primaria, presenta una serie de
problemas importantes.
La revisión de literatura científica señala
que este tipo de trastornos:
1.
Están mal detectados, sólo en el 20% de casos con diagnóstico de
depresión están detectados correctamente.
2.
Son escasamente un 30%, los
trastornos atendidos con tratamiento mínimamente adecuado a la evidencia
científica. Dos de cada tres pacientes ha seguido un tratamiento no adecuado.
3.
Se presenta una baja adherencia al tratamiento (El 34% no llega a
farmacia), así como problemas de automedicación, abandono prematuro del
tratamiento y tendencia a la cronificación.
4.
Se presenta un alto abuso,
además de, consecuencias no
deseadas como puedan ser los efectos secundarios, accidentalidad vial,
importante gasto económico o el aumento
de casos de dependencia.
Es por ello, que se está poniendo en marcha
un nuevo proyecto piloto. para comprobar el éxito del tratamiento
cognitivo-conductual frente al tratamiento convencional desarrollado en
atención primaria. Parece ser, que después de tanto tiempo los profesionales de
la salud mental, principalmente algunos psiquiatras, no han tenido más remedio
que reconocer que no todos los problemas mentales se deben tratar con
psicofármacos para obtener una remisión completa.
Trabajar con los recursos del paciente para
que éste aprenda a utilizarlos, controlar su ambiente, informarle de su
problemática, cambiar su estilo de vida, ayudarle a elaborar su trauma, entrenarle
en el manejo de sus emociones, orientarle y guiarle para que viva de acuerdo
con sus valores y aprenda a identificar lo que es importante para él, enseñarle
a tolerar la frustración o aceptar el malestar, así como hacer que se valore, creo que se me dará la razón, si digo, que no
lo puede hacer un fármaco.
Cada día, queda más manifiesto que un tratamiento basado sólo en el uso de psicofármacos, en algunas patologías como la depresión, ansiedad o alteraciones de la personalidad, se puede obtener una respuesta, es decir, una reducción de al menos el 50% de los síntomas, pero no una remisión completa, siendo el tratamiento psicológico cognitivo-conductual, una herramienta cada vez más eficaz.