viernes, 28 de diciembre de 2012

LA TERAPIA PSICOLÓGICA CENTRADA EN LOS VALORES.


Cuando llegamos a un punto en el que nuestra forma de vida, nuestras problemáticas, nuestras creencias o nuestras emociones nos generan abundante malestar, solemos preguntarnos que estamos haciendo mal y cómo podemos solucionarlo.
En muchas ocasiones, acudimos a un psicólogo para que nos oriente y nos ayude a identificar donde están los errores y como modificarlos.

Centrarnos solo en la reducción del malestar, puede terminar en una evitación experiencial, que nos llevará a realizar todo tipo de conductas que ayuden a evitar ese malestar, aunque para ello nos vayamos alejando de lo que es importante para nosotros. De esta forma, evitaremos el malestar, reduciendo la angustia, el dolor, la tristeza etc… pero no construiremos el camino que nos lleve hacía una vida más plena y feliz.

Lo primero que debemos hacer, es preguntarnos que razones o motivaciones sustentan en general, nuestras acciones o modos de vida, es decir, por qué hacemos algunas cosas que sabemos que nos generan malestar o que van en contra de nuestros valores.
Podemos hacerlas, buscando la aprobación  de otros, para reducir el rechazo o incluso terminar con las amenazas, para eliminar los sentimientos de culpa, tristeza, soledad o angustia, por comodidad sin pensar en las consecuencias a largo plazo, para eliminar el sufrimiento o el dolor, por la búsqueda de satisfacción inmediata con el convencimiento de que esto es un aspecto imprescindible para vivir, o porque así creemos que nuestra vida tiene significado y que a la larga lo que hacemos puede tener consecuencias que trasciendan a nuestra propia vida.

Así pues, debemos preguntarnos al servicio de que metas estaría el alivio del sufrimiento, o dicho de otra manera, ¿Qué es lo importante para mí?, o ¿Cuáles son mis valores?.

Pasar por momentos dolorosos o costosos, trabajar para el cambio y salir de nuestra zona de confort necesita tener una justificación.
De esta forma, si identificamos que es lo importante para nosotros, que está obstaculizando nuestro camino y de que recursos disponemos, podremos no solo reducir nuestro malestar, que también es lo que interfiere, sino además, conseguir aquello que para nosotros es importante.


domingo, 28 de octubre de 2012

MEJORAR NUESTRAS RELACIONES

Crear relaciones con los demás, no se resume a familia y amigos íntimos.
Tener una buena red social es importante, ya que entre otras cosas, además de incrementar nuestra autoestima nos proporcionará seguridad y apoyo en momentos complicados.

Compañeros, conocidos, amigos, familia...Diversificar nuestros vínculos nos ayuda a crear una red de apoyo, a no caer en dependencias y a esquivar la soledad.


La falta de lazos afectivos con los demás, nos afecta profundamente, ya que el ser humano es por naturaleza un ser sociable y gregario, que se siente cómodo y seguro junto a su grupo, satisfaciendo así su necesidad de pertenencia.

Necesitamos pertenecer a algo, comunicarnos, sentir que no somos seres aislados.
Pero además de tener nuestros "mejores amigos", personas con las que nos sentimos más fines y en las que confiamos más, es importante tener más relaciones de afecto y amistad.
Familia, amigos y compañeros de trabajo, realizarán diferentes funciones en las diferentes etapas de la vida.
Por ejemplo, durante la adolescencia, nuestro modelos de referencia será nuestro grupo de iguales, no la familia, y sin embargo durante una pérdida o un momento vital complicado, la familia será el grupo que más seguridad y tranquilidad nos transmita.

A la hora de tener una relación de pareja, no debemos caer en el error de perder la relación con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo. Debemos plantar desde el principio, las semillas de una relación que con el tiempo sea fuerte y sana, donde cada uno mantenga su espacio y conserve su propia red social, evitando así desarrollar una relación basada en la dependencia. De esta forma, en el caso de que esa relación algún día termine, conservaremos a nuestra familia y amigos, que nos servirán de apoyo para seguir adelante.

Marisa Hernández Torrijo. Psicóloga.
Para revista "Psychologies". 
Artículo completo, dossier Noviembre 2012.

viernes, 31 de agosto de 2012

¿PSICÓTICO O PSICÓPATA?. Caso José Bretón.

Nadie ha quedado indiferente ante los últimos resultados de la investigación en el caso de los niños Ruth y José. Toda España ha quedado conmocionada, ante el hecho de que lo más probable sea, que José Bretón matara y quemara a sus hijos en un intento de venganza hacia su mujer. Solo queda, que el último informe en curso lo confirme. Y ante esto, quedamos estupefactos pensando que mente perversa puede acabar con la vida de sus propios hijos, elaborar semejante trama y no perder los papeles en estos últimos 10 meses en ningún momento, manteniendo una escalofriante frialdad, sin ningún resto de sentimiento y acompañada de una actitud un tanto desafiante.
Pues bien, algunos profesionales de la salud mental, abogan por la existencia de una enfermedad mental, la cual sumerge al sujeto en un delirio lejos de la realidad. Una psicosis, donde José Bretón tiene montado su mundo delirante, y donde la paranoia entre otras cosas, le ha llevado a cometer semejante acto. Por el contrario, otros profesionales de la psiquiatría o la psicología, creen que todo esto es debido a un conjunto de desordenes mentales donde el narcisismo, los rasgos antisociales y la paranoia, se suman con algún otro resto de patología mental, para dar como resultado este tipo de locura manifiesta, en donde un padre acaba de semejante manera con la vida de sus hijos.
Es entonces, cuando yo me pregunto, si después de tantas revisiones de manuales de criterios diagnósticos, del CIE-10 y el último DSM-V, de tanto cambio de etiqueta que nos ha hecho pasar del trastorno maniaco depresivo al trastorno bipolar, o del trastorno múltiple de personalidad al trastorno de identidad disociativo, si a pesar de todo, de verdad es tan importante el nombre. Porque sinceramente, creo que la maldad como tal existe, al igual que el odio, el rencor, los celos o la ira, todas ellas emociones negativas que en un momento dado perdiendo el control te pueden llevar a matar, a vengarte, o a cometer cualquier otro tipo de acto irracional y despiadado.
 ¿Qué diferencia hay entre este hombre y otro, que los hay por desgracia en abundancia, que maltrata a su mujer hasta decir basta y que ante la idea de perderla la mata a ella o mata a sus hijos? Porque, creo que todos sabemos de casos muy parecidos.
Puede que la diferencia, esté en los diez meses de angustia de esa madre, o en las patrañas elaboradas por José Bretón para despistar a la policía, o en su maquiavélico plan tan elaborado y planificado, no lo sé, y es aquí cuando quiero recordar algo para los que apuestan por lo psicótico, siendo ahora cuando “me mojo”, y es que éstos suelen ser asesinos desorganizados, cosa que no parece haberse puesto aquí de manifiesto, sino que más bien, parece acercarse a lo que sería un asesino organizado, lo cual encajaría más con un asesino psicopático. Y debo admitir, que como ser humano que soy puedo estar equivocada, pero no puedo evitar poner de manifiesto mis pensamientos, y es que no me parece un psicótico que viva preso de su mundo delirante o de su paranoia, ¿O acaso era parte de sus delirios llamar a diferentes agencias de adopción para despistar a la policía?, por decir algo.

Así pues, en un principio, podríamos tal vez hablar de un caso más de violencia de género, en donde ante la pérdida de su mujer, José Bretón decide vengarse de ella de la forma más cruel y miserable, si no fuera, por lo que desde mi humilde opinión, creo que marca la diferencia, la maldad. Una maldad, dirigida por una mente perversa, llena de odio, fría y calculadora. Una maldad, acompañada de una crueldad infinita, que se pone de manifiesto en un homicidio perfectamente premeditado y donde en todo momento se es consciente de lo que uno está haciendo, intentado controlar todas las variables posibles, y todo ello con una absoluta falta de expresión o de sentimiento.
No deberíamos caer en psiquiatrizar algo que ha existido, existe y seguirá siempre existiendo, la maldad en su estado más puro.

Marisa Hernández Torrijo.
Psicóloga Clínica.

jueves, 30 de agosto de 2012

BULIMIA NERVIOSA.

La Bulimia nerviosa, es un trastorno de la conducta alimentaria, es decir, se adoptan conductas que se alejan de unos hábitos alimentarios saludables. Dicho trastorno, afecta mayoritariamente a mujeres y suele manifestarse en la adolescencia o principios de edad adulta, aunque, cada vez hay más casos, donde suele aparecer más tarde, ya que en este tipo de trastorno, se puede tardar hasta 5 años en pedir ayuda.
La Bulimia nerviosa se caracteriza por:
Presencia de atracones recurrentes, los atracones son en un periodo corto de tiempo y van acompañados de sensación de pérdida de control.
Se realizan conductas compensatorias inapropiadas para no ganar peso, como uso de laxantes, inducción del vómito, ejercicio físico excesivo…
Y además, hay una autoevaluación exageradamente influida por el peso corporal y la silueta.

Existen dos tipos de Bulimia Nerviosa; de tipo purgativa, donde hay uso de laxantes, diuréticos e inducción del vómito, y de tipo no purgativa, donde las conductas compensatorias son ayuno o ejercicio intenso, pero no hay vómitos ni uso de laxantes o diuréticos.

Es una enfermedad que tiene consecuencias:
Físicas; pérdida de esmalte en los dientes, daños en encías, paladar o garganta, calambres y debilidad muscular, deshidratación, ansiedad, insomnio, callosidades y erosiones en manos…
Cognitivas; Pensamientos persistentes referidos a la comida, el peso o la imagen, fenómenos obsesivos compulsivos, (pensamientos recurrentes y circulares acompañados de conductas extravagantes, y relacionados con el peso y la comida), distorsiones de pensamiento…
Perceptivas; La representación mental que se tiene del cuerpo aparece alterada, los estímulos internos de hambre, saciedad o fatiga parecen no ser percibidos...
Y emocionales; Baja autoestima, sintomatología depresiva, fobia social, ansiedad…

A diferencia de la Anorexia nerviosa, en este tipo de trastorno, si suelen ser conscientes de la enfermedad, además, suelen ser chicas extrovertidas y activas sexualmente, su aspecto es saludable e incluso con algo de sobrepeso, y hay mayor concienciación de sus estados internos y sentimientos.

En este tipo de enfermedad, el tratamiento farmacológico puede ayudar en lo que se refiere a control de impulsos o sintomatología depresiva, pero también es necesario, un tratamiento psicológico, que tenga como objeto entre otras cosas, corregir el pensamiento distorsionado, reducir la ansiedad y adquirir unos hábitos alimentarios más adecuados.

sábado, 25 de agosto de 2012

ANOREXIA NERVIOSA.


Hoy en día existen diferentes Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), Anorexia, Vigorexia, Trastorno por Ingesta Compulsiva, Bulimia, Ortorexia…
La Anorexia Nerviosa es un tipo de TCA, que afecta principalmente a mujeres, habiendo una mayor incidencia entre la pubertad y primera adolescencia (14-18 años). Pero, de un tiempo a esta parte, cada vez son más los casos que aparecen en edades más maduras, y también, por desgracia, en edades prepuberales.
No debe confundirse, la anorexia (síntoma), que se usa para describir la inapetencia o falta de apetito, en enfermedades febriles, enfermedades digestivas… con la anorexia nerviosa, que es una pérdida de peso autoinducida acompañada por una distorsión de la imagen corporal.
Algunas de las características de la Anorexia Nerviosa son;
-Rechazo a mantener el peso corporal mínimo adecuado para su edad y estatura.
-Miedo a engordar incluso estando por debajo de su peso adecuado.
-Alteración de la percepción del peso o la silueta, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que conlleva un bajo peso corporal.
-Hay una pérdida de peso de al menos un 25% de su peso habitual.
-Ausencia de tres o más ciclos menstruales.

Además, las personas que sufren anorexia nerviosa suelen ser personas sexualmente inactivas, también a nivel de deseo, con dificultad para darse cuenta de sus sentimientos, con peso muy bajo y apariencia física demacrada, introvertidas o retraídas socialmente.

Algunas de las conductas que podemos observar en estas personas son dietas, conductas alimentarias extrañas como comer de pie, cortar el alimento en pedacitos muy pequeños o tardar mucho en comer, son personas que prefieren comer solas, hay uso de laxantes o diuréticos, hiperactividad tras la comida, hay un uso desmedido de la báscula y el espejo, visten con ropa holgada, manga larga o pantalón largo para disimular su delgadez, esconden la comida o se la dan al perro, incrementan las horas de estudio, disminuyen las horas de sueño y mienten y engañan continuamente sobretodo en lo relacionado con la alimentación.

A diferencia de la Bulimia Nerviosa, donde la característica que más destaca es la pérdida de control en la ingesta, y donde suelen ser conscientes de la enfermedad, en la Anorexia Nerviosa, mayoritariamente, no se es consciente y se niega el hambre y la enfermedad, llegando a considerar su conducta alimentaria normal e incluso motivo de orgullo.

Existen dos tipos de anorexia nerviosa: Anorexia Nerviosa de tipo restrictivo, que se caracteriza por un cese de la ingesta y donde no se recurre a atracones purgas, y Anorexia Nerviosa de tipo purgativo, donde además de haber cese en la ingesta se realizan atracones y purgas.

Existen casos bien diferenciados de Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa, es decir, que cumplen claramente los criterios diagnósticos específicos para cada trastorno, pero también existen otros casos en donde la persona afectada “viaja” de uno a otro. Esto ocurre, sobretodo, cuando las conductas propias de la anorexia nerviosa (restricción de alimentos, cese en la ingesta, dietas salvajes, etc…) hacen que fallen las fuerzas o la determinación a perder peso, y se cae en los atracones que definen básicamente la Bulimia Nerviosa.

Algunos de los factores individuales que pueden contribuir a una mayor probabilidad de desarrollar una Anorexia Nerviosa son, tendencia al perfeccionismo, miedo a madurar, baja autoestima, inseguridad, la propia adolescencia, ser mujer, tener una personalidad obsesiva, evitadora o dependiente o la inestabilidad emocional. A esto hay que añadir, que también pueden influir en el desarrollo de la enfermedad factores familiares como, expectativas demasiado altas de los padres respecto a los hijos, sobreprotección por parte de los padres, obesidad materna, incapacidad para la resolución de conflictos o escasa comunicación entre los miembros de la familia, familias donde el cuidado de la imagen es fundamental, antecedentes de anorexia o bulimia en hermanos/as, así como historias familiares de depresión, alcoholismo o malos tratos.

En este tipo de enfermedades, es imprescindible un diagnóstico precoz. La psicología sigue varias orientaciones en su ejercicio como disciplina clínica, y todos los estudios clínicos apuntan, a que la orientación cognitivo-conductual ofrece las mejores expectativas con los TCA. En los casos más severos, el ingreso parcial o el internamiento, puede ser a veces una forma de trabajar con las personas afectadas.





sábado, 28 de julio de 2012

APRENDIENDO A MANEJAR EL ESTRÉS.

Generalmente cuando estamos angustiados, estresados y padecemos ansiedad, estamos acostumbrados a tratar el síntoma  y no la causa. Tomar valerianas o algún tipo de fármaco nos puede ayudar a sentirnos mejor ya que aliviaremos los síntomas pero si no determinamos lo que origina ese malestar y lo aprendemos a gestionar de forma adecuada no solucionaremos el problema, sino más bien pondremos un parche que nos ayude a sentirnos mejor pero de manera transitoria.
Algunas de las cosas o pequeños cambios que podemos hacer para maneja mejor el estrés son;
-Comer sano, despacio y sin urgencia.
-Hacer una pequeña siesta o dar un pequeño paseo después de comer.
-Dormir en una habitación bien ventilada, con un colchón adecuado, sin ruidos. Si has tenido un día tenso, no te obligues a dormir, primero debes relajarte.
-Pinta tu dormitorio, la oficina o el sitio donde necesites relajarte de colores suaves y que te den sensación de calma.
-Si te lo puedes permitir por tu tipo de trabajo ponte música relajante mientras trabajas o cuando quieras relajarte.
-Entrégate a una sola actividad y haz una cosa detrás de otra, nunca varias a la vez.
-No te lleves trabajo a casa, cuando sales de la oficina o de tu lugar de trabajo ese tiempo dedicado a esa tarea ha terminado. Piensa que lo ideal es 8 horas para descansar, 8 horas para trabajar y 8 horas para disfrutar.
-Aprende a delegar en otras personas y evita el excesivo control de las cosas o de las situaciones.
-La perfección no existe. Si para sentirte seguro necesitas controlarlo todo y eres demasiado perfeccionista puede que sea necesario que lo trabajes con un psicólogo.
-Dedícate algún momento del día para ti, haz alguna actividad relajante y creativa como cocinar o hacer jardinería, practica algún hobbie, haz algún tipo de manualidad o simplemente darte un baño caliente de espuma.
-Haz algún tipo de deporte, practica ejercicio aeróbico o pasea por algún sitio relajante al aire libre.
-Entra en contacto por lo menos una vez a la semana con la naturaleza, dando un paseo por el parque o alguna zona verde, o entra en contacto con animales.
-Aprende alguna técnica de relajación o practica Yoga, Tai-Chi o meditación.
-Evita los estimulantes como la cafeína, la teína o las bebidas energéticas.
-Haz un planning semanal con las tareas que debes realizar y procura cumplirlas dentro de lo establecido, para evitar que se te acumulen varias para el mismo día.
-Si necesitas una agenda o memoria externa utilízala. No hace falta ser un alto ejecutivo para llevar una agenda encima.
-Se consciente de tus limitaciones y acéptalas.
-Aprende a diferenciar lo que puedes cambiar de lo que no. No pierdas energía ni tiempo en batallas perdidas.
-Repasa tus habilidades sociales y asertividad. Saber decir que no de una forma adecuada, te hará sentirte mejor y a no cargar con tareas que no puedes realizar en ese momento.
-Aprende a afrontar los problemas cuanto antes de una forma adecuada y no los dejes apartados o los evites, ya que aunque no lo creas aparecerán como pequeñas rumiaciones en tu cabeza día si y día también haciendo que te sientas estresado.
-Olvida el "debería" y utiliza "me gustaría", es más flexible y así aunque no hagas algo o no llegues, no te sentiras tan mal como con el "debería" que denota más obligación.

Con pequeños cambios los resultados pueden ser enormes.


ANSIEDAD ANTICIPATORIA. ADELANTARSE A LOS PROBLEMAS ENVEJECE.

Preocuparse antes de tiempo aumenta el riesgo de accidentes cardiacos o cáncer. Lo demuestra un estudio realizado por la Universidad de California (EEUU). Debes procurar  no ser sufridor o sufridora, cuando aún no hay razón para ello, ya que tu ansiedad puede enfermarte.

Adelantarse siempre a los problemas envejece prematuramente las células.
Los individuos muy negativos y pesimistas tienden a desarrollar más síntomas somáticos y enfermedades, que los que no lo son o lo son o menor grado.
El hallazgo de investigadores del Laboratorio de Neuroendocrinología de la Universidad de California, demuestra que una acumulación de situaciones estresantes es capaz de agregar muchos años más al ADN de una persona que los de su edad cronológica real.  En la intimidad de los delicados mecanismos genéticos que rigen la división y la multiplicación celular, los científicos han hallado por primera vez pruebas fehacientes de que el estrés anticipa el envejecimiento.
El preocuparse antes de tiempo o la ansiedad anticipatoria, pueden ser un mal aliado tanto para la salud mental como para la salud física. Cuando estamos tranquilos en casa, pensando en alguna situación que tenemos que afrontar y empezamos a imaginar todo tipo de resultados nefastos, visualizamos la situación de forma desastrosa, nos mandamos todo tipo de pensamientos negativos y nos convencemos a nosotros mismos de lo mal que irá todo, como resultado inmediato aumentaremos nuestra activación y el cuerpo se pondrá en alerta como si hubiera una amenaza real inminente.

Este tipo de estrés que nosotros mismos nos generamos puede llegar a hacernos experimentar taquicardias, sudores, mareos, inestabilidad o dificultad para respirar entre otras cosas, pero además, la liberación de hormonas relacionadas con el estrés como el cortisol, pueden llegar a dañar las células.

Por lo tanto debemos intentar no adelantarnos a los acontecimientos y menos con pensamientos negativos, autoderrotistas o de incapacidad de afrontamiento. Debemos aprender a desconectar de las cosas que no podamos solucionar hasta mañana.  Practicar alguna actividad que nos guste y nos relaje, mandarnos autoinstrucciones y mensajes positivos, y tener la mente ocupada nos ayudará a sentirnos mejor hasta que llegue el momento o la situación esperada.

jueves, 14 de junio de 2012

ADOLESCENCIA Y DROGAS.

La adolescencia es una etapa de continuos cambios, tanto físicos como afectivos, cognitivos y sociales. Es un periodo de transición a la madurez en el que se experimenta, se busca la identidad y en el que el grupo de iguales toma protagonismo en detrimento de la familia y pasa a ser el modelo de referencia haciendo que sea difícil hacer frente a la presión de grupo. Además, en este periodo suele haber también, inestabilidad emocional, fluctuación de la autoestima, búsqueda de sensaciones inmediatas, presentismo, búsqueda de trasgresión o diferenciación, gusto por el riesgo y sentimiento de invulnerabilidad. Por ello, en este momento del desarrollo evolutivo, el consumo de drogas alcanza su pico más alto.
Factores individuales como la inmadurez, la rebeldía, la inseguridad, un bajo autoconcepto y autoimagen, baja tolerancia a las frustraciones, alto nivel de ansiedad o depresión o problemas con la búsqueda de identidad pueden abocar en el consumo de drogas.
Se cree que además la probabilidad de consumo puede ser mayor debido a otros factores de riesgo como; existencia de normas que son favorables o permisivas con el consumo de drogas, ausencia de alternativas al tiempo libre, disponibilidad y accesibilidad a las sustancias.
En lo que se refiere al medio social inmediato, la ausencia de límites, la falta de comunicación en la familia, el exceso de protección o la desestructuración familiar pueden ser también factores de riesgo. Además, en la escuela, el fracaso escolar, la presión de grupo, un estilo educativo rígido y competitivo puede aumentar la probabilidad de consumo de drogas.
Existen dos grupos diferenciados de drogas, los depresores (alcohol, sedantes, ansiolíticos, cannabis y algunos disolventes), y los estimulantes (cocaína, anfetaminas, metanfetaminas y derivados, alucinógenos y estimulantes menores como las xantinas, siendo algunas de éstas la nicotina y la cafeína).Todas ellas actúan sobre el sistema nervioso y desde los primeros consumos producen cambios a nivel neuronal.
El consumo de depresores como el cannabis, tiene consecuencias como; la disminución de la capacidad intelectual, esterilidad en el hombre, síndrome desmotivacional, un riesgo de padecer cáncer 8 veces mayor que el tabaco, deterioro en el pensamiento, atención y memoria, desinhibición de impulsos agresivos, ansiedad y paranoia.
Por otro lado, el consumo de sustancias estimulantes como la cocaína, las anfetaminas o los alucinógenos pueden producir; paranoia, vacío existencial, deterioro del pensamiento, la atención y la concentración, deterioro de la capacidad de aprendizaje, ansiedad y depresión.
Todas estas sustancias además, pueden generar complicaciones orgánicas como daño en el hígado, pulmón o riñón, irritación cerebral o alteraciones en la actividad cerebral, deficiencias en el sistema inmunológico. Tampoco debemos olvidar el alto riesgo a tener accidentes o el aumento en la probabilidad de padecer rompimientos psicóticos.
Establecer límites y normas claras así como supervisar su cumplimiento, evitar actitudes demasiado permisivas o autoritarias, reforzar la autoestima, potenciar el dialogo, reconocer los esfuerzos y valorar los progresos, transmitir valores y ayudar a que se ocupe el tiempo libre de forma adecuada, y tener la información adecuada, son factores de protección que pueden ayudar a evitar el consumo de drogas en la juventud. No obstante, si no nos vemos capacitados o nos falta información, siempre se puede acudir a un psicólogo para que nos informe sobre cómo afrontar una problemática de esta índole.


ALCOHOL.

El consumo de alcohol es una práctica frecuente en nuestra sociedad, pero al ser socialmente bien vista, también es una de las adicciones más complejas a la hora de trabajar desde un punto de vista psicológico.
El fácil acceso a las bebidas alcohólicas, su fuerte presencia en situaciones sociales y celebraciones, así como su poco coste económico, son algunos factores que hacen que muchas personas acaben sin darse cuenta abusando de él, pudiendo llegar a tener problemas de dependencia.
Pero además de la dependencia, otras consecuencias del abuso son el deterioro de la memoria, la dificultad para tomar decisiones, confusión, disfunción sexual, ansiedad y depresión o trastornos mentales, pudiendo aparecer en bebedores crónicos inmunodepresión o síndrome Korsakoff.
Tenemos que tener en cuenta que el metabolismo del alcohol en el cuerpo humano varía mucho dependiendo de diferentes factores como;
-El sexo de la persona.
-Envergadura de la persona. (Masa, líquidos, estructura ósea…)
-Fase del ciclo hormonal en mujeres.
-Previa tolerancia.
-Tipo de graduación y bebida alcohólica. (Sidra y cerveza contienen entre 2-9 grados, Vino y vermouth entre 9-20 grados y bebidas destiladas entre 30-60 grados de etanol)
-Si es ingerido o no con alimentos. (Algunas proteínas suavizan su metabolización en el estómago).
-Si es ingerido o se suma con algún tipo de fármaco. (Peligroso mezclarlo con antidepresivos, anticonvulsivos, ansiolíticos, antihistamínicos, antigripales, fármacos para el colesterol o la diabetes, y analgésicos).
Muchas veces, el abuso de alcohol puede esconder otras patologías, como depresión, ansiedad, falta de control de impulsos, trastornos de la personalidad, u otras adicciones como al juego o a otras sustancias. Por tanto, será imprescindible en el tratamiento psicológico, evaluar si en la persona existe alguna causa subyacente o alteración de la personalidad que le lleve a abusar del alcohol.

TRASTORNO DE PERSONALIDAD ESQUIZOIDE.

Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones y anormalidades, que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas y de relación social. Las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento interpersonal o en el control de impulsos.
En concreto el trastorno esquizoide de la personalidad, se caracteriza por un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta. Algunas de las características del trastorno esquizoide de la personalidad son;
-Que la persona ni desea ni disfruta de las relaciones interpersonales, incluido el formar parte de una familia.
-Que la persona escoge casi siempre actividades para realizar en solitario.
-Tienen escaso interés en mantener relaciones sexuales.
-Disfruta con pocas o ninguna actividad.
-No tiene amigos íntimos o personas de confianza.
-Se muestra indiferente a los halagos o críticas de los demás.
-Muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad.
-Suelen ser inexpresivos y tener un lenguaje lento y monótono.
Contrariamente al trastorno de la personalidad por evitación, las personas esquizoides no evitan las relaciones sociales por ansiedad o sentimientos de incompetencia, sino porque son realmente indiferentes a las relaciones sociales. Además, mientras las personas esquizoides pueden sufrir depresión, éste no siempre es el caso. Contrariamente a las personas con depresión las personas esquizoides no suelen considerarse inferiores a los demás, aunque si reconocerían ser diferentes.
Bajo condiciones de estrés, algunos esquizoides si pueden experimentar ocasionalmente, algún episodio psicótico breve.
El tratamiento psicológico suelen demandarlo por su ansiedad o depresión, pero no por su personalidad. Lo primero es tratar estos síntomas para aliviar su malestar. Así aunque no quiera acudir a terapia para cambiar su personalidad tendrá en quien confiar en sus momentos de crisis y esto, dado el aislamiento de estos pacientes, suele ser muy valioso.
De forma paralela, ayudarles a identificar pensamientos distorsionados y corregirlos, así como aumentar su capacidad de introspección y de experimentar emociones mediante la interrogación socrática, son algunas de las técnicas más empleadas en este tipo de casos.

miércoles, 23 de mayo de 2012

APRENDER A RELAJARSE.

Cuando estamos sometidos durante un periodo determinado de tiempo a un estrés físico o emocional, con el tiempo pueden empezar a aparecer síntomas de ansiedad.
Los síntomas más comunes que produce la ansiedad suelen ser; Taquicardias, sudores, presión en el pecho, inestabilidad o mareos, pensamientos negativos o hipocondriacos, problemas para dormir, parestesias u hormigueos, sensación de perder el control o volverse loco, todos ellos debidos a un estado de activación elevado. Aprender a controlar nuestros pensamientos, así como las respuestas fisiológicas que los acompañan son la clave para controlar nuestra ansiedad.
Cuidar la alimentación no tomando excitantes como la cafeína, la teína o bebidas estimulantes nos ayudarán a estar menos nerviosos. Además, evitando las cenas frías o copiosas y tomando antes de ir a dormir alguna infusión de Tila, Melissa o Hierva Luisa, así como un vaso de leche caliente nos ayudarán a dormir. Siempre teniendo en cuenta que las cantidades de líquido no sean excesivas para evitar despertarnos ante la necesidad de ir al baño.
También en las farmacias podemos encontrar valerianas que nos ayudarán a pasar el día y la noche más relajados.
Pero no debemos olvidar el incluir en nuestro día a día, actividades que nos relajen. Hacer deporte nos ayudará a liberar la mente y el estrés además de sentirnos más tranquilos, ya que cuando lo realizamos liberamos endorfinas y encefalinas, neurotransmisores que producen sensación de calma y bienestar. Junto con esto y de forma combinada, debemos practicar alguna actividad donde el cuerpo aprenda a reducir su activación, como técnicas de relajación con ayuda de un psicólogo, o actividades como yoga, meditación o tai-chi entre otras.
Los pensamientos también deben de trabajarse para ayudar a reducir la activación. Pensamientos que nos angustien o que nos generen ansiedad, así como los pensamientos asociados a ella del tipo; “me va a dar un infarto”, “me voy a desmayar”, “voy a perder el control”, etc…deben ser refutados e ignorados.
Pero cuidado, si intentamos no pensar en ellos, ya les estaremos dando la importancia necesaria para que nuestro cerebro se ponga alerta y nos pregunte el por qué de no pensar en ellos. La clave está en simplemente aceptarlos, desdramatizar y no darles importancia, dejando que como han venido se marchen.  Registrarlos e intentar refutarlos puede ser de ayuda a la hora de controlarlos y además nos obligaremos a dar una explicación alternativa a nuestros síntomas haciendo que no nos pongamos más nerviosos.
También realizar técnicas de distracción de pensamiento nos pueden ayudar en ese momento. Algunas de estas técnicas son pensar en 5 colores, 5 objetos y 5 olores repitiendo de nuevo con 4, 4, y 4, 3, 3 y 3 etc.. hasta llegar a 1 objeto 1 color y 1 olor, o algo tan simple como realizar crucigramas, buscar las diferencias o hacer sopas de letras.
No obstante, la ansiedad puede manifestarse por múltiples factores y lo más adecuado si persiste, es acudir a un psicólogo que nos ayude a trabajar tanto los síntomas como el origen de los mismos, ya que si no se trabaja de forma adecuada los síntomas pueden reaparecer con el paso del tiempo.

CELOS. UNA EMOCION NEGATIVA.

Los celos son una respuesta emocional compleja y perturbadora, que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Son la respuesta natural ante la amenaza de perder una relación interpersonal importante para la persona celosa.

Comúnmente, se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra. Y también se le conoce así, al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona.

Los celos pueden ser sanos cuando lo que se demanda es algo que se debe hacer sobre una base de equidad en la pareja; sin embargo acudir a este tipo de conducta en algunas ocasiones donde no hay motivo para ello, refleja algunas carencias internas personales.

Los celos quedan manifiestos, cuando se hacen demandas inapropiadas y cuando ejercen sentimientos enfermizos porque las demandas no son satisfechas. Este sentimiento, refleja una cierta inseguridad emocional por perder dominio o sentirse inferior en una relación interpersonal. En algunas ocasiones, puede haber una conducta por parte de la otra persona que efectivamente provoque esos celos, pero en muchas otras no hay motivos para sentir celos y sin embargo la persona que los padece se siente vulnerado e intenta ejercer control sobre la persona objeto de los celos, atrapándola en una red de circunstancias opresivas tales como privarla de la libertad, aislarla, seguirla al trabajo, revisar sus relaciones externas, buscar una evidencia de traición etc.
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Lo importante, es saber determinar cuando estos celos son infundados, ya que en ese caso pueden ser una emoción destructiva para la relación. Es en este caso, cuando lo recomendable es pedir ayuda a un profesional, ya que puede que la persona que los padece deba trabajar su autoestima, o puede que haya alguna problemática subyacente más importante que provoque los celos, como pueda ser una alteración de la personalidad.
Una característica que parece destacarse en las personas celosas es tener rasgos de egoísmo, por ello, en ocasiones pueden ir asociados a trastornos de la personalidad como el trastorno de la personalidad narcisista, pero en general, suele ir acompañados de sentimientos de inseguridad e inferioridad, baja autoestima y autoconfianza.

Los celos pueden estar presentes en todo tipo de personas, indistintamente de su condición socio-económica o forma de crianza y manifestarse en personalidades que aparentemente parecían seguras de sí mismas. Incluso personas que nunca han sentido celos, en un momento concreto de su vida pueden volverse celosas.

Ejercicios como hacer una lista de cualidades positivas nuestras o una lista de logros y éxitos, así como registrar al final del día, cosas positivas que hemos hecho, y momentos en que nos hemos sentido bien y nos hemos gustado más a nosotros mismos, pueden ayudar a trabajar la autoestima, pero si los celos persisten deberíamos acudir a un psicólogo para que con ayuda de otras técnicas más complejas trabajemos los pensamientos asociados y las conductas inadecuadas.

domingo, 13 de mayo de 2012

CEFALEAS TENSIONALES

La cefalea tensional es un dolor o molestia en la cabeza, el cuero cabelludo o el cuello, generalmente asociado a la tensión de los músculos de estas áreas.
Las contracciones de estos músculos pueden ser como consecuencia de un traumatismo craneal o como una respuesta al estrés, la depresión o la ansiedad.
Es una de las formas más comunes de dolor de cabeza, y puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más común entre adultos y adolescentes.
El dolor puede ocurrir como un episodio aislado o de manera constante, y puede durar de 30 minutos a 7 días.

Las situaciones de estrés, el cansancio, el consumo de alcohol, la cafeína, el bruxismo, el consumo excesivo de tabaco, la tensión ocular o un esfuerzo excesivo, pueden ser otros desencadenantes de las cefaleas tensionales.
Medicamentos como la aspirina, el ibuprofeno o el paracetamol, pueden ayudarnos, pero si es debido a un proceso de ansiedad o al estrés, deberemos apostar por un tratamiento con apoyo psicológico, ya que mientras que no cambiemos nuestros hábitos o los factores mantenedores de éstos, estaremos tratando los síntomas pero no la causa.
Las técnicas de relajación, así como identificar los pensamientos y las situaciones que nos producen ansiedad o estrés, para aprender a afrontarnos de forma más adecuada y saber regularnos emocionalmente, pueden servirnos para tratar de una forma más acertada este tipo de dolor de cabeza.

martes, 24 de abril de 2012

PROBLEMAS DE CONTROL DE IMPULSOS

El control de impulsos tiene como resultado el poder vivir en sociedad,  el aceptar las normas y cumplir las leyes, el respeto entre nosotros, etc… por todo esto una alteración en el manejo de los mismos nos va a perjudicar a nivel personal y va a dificultar nuestras relaciones sociales, así como nos puede traer problemas a nivel laboral o familiar.
Las personas que tienen dificultades para controlar sus impulsos se ven incapaces de resistirse a un impulso, un deseo o la tentación de llevar a cabo un acto que los puede perjudicar a ellos personalmente o a otras personas.
Algunas afectaciones son:
-Trastorno explosivo intermitente (la persona tiene episodios donde no puede controlar los impulsos agresivos)
-Cleptomanía (impulso de robar objetos no necesariamente necesarios o de valor)
-Piromanía (fascinación por el fuego y gratificación en provocarlo)
-Juego patológico o ludopatía (la persona tiene un comportamiento de juego desadaptativo, persistente, que va en aumento y produce una disfunción social, familiar y económica)
-Tricotilomanía (falta del control de impulsos de arrancarse los pelos)
En este tipo de trastornos es especialmente importante, antes de iniciar el tratamiento, realizar una evaluación clínica, para determinar el síndrome y junto con un diagnostico diferencial, distinguirlo de posibles trastornos asociados, ya que muchos trastornos psiquiátricos incorporan este problema como parte de su sintomatología propia o son comórbidos (es decir, van unidos) con un trastorno de pérdida del control de impulsos.
Con el tratamiento psicológico, se pretende que la persona aprenda a controlar sus impulsos. Inicialmente la persona autoevalúa el grado de perjuicio de esa falta de control del impulso hacia él o hacia los demás. Además, se le invita a que autoobserve su impulso y se determina en que situaciones aparece con mayor frecuencia, que factores inciden o hacen que se mantenga esa conducta, las sensaciones físicas que experimenta, los pensamientos asociados, etc.
Después de un riguroso análisis se entrena a la persona en técnicas psicológicas para controlar la impulsividad y desarrollar formas más adaptadas para afrontar aquellas situaciones.

lunes, 27 de febrero de 2012

Relaciones y dinámicas de la familia.

La familia es una estructura social básica, donde sus miembros se relacionan a diferentes niveles como pueden ser afectivo, económico, social…Es un sistema ya que lo que afecta a uno de sus miembros afecta también directa o indirectamente al resto.
Hay diferentes tipos de familias;
-En la familia rígida, hay una dificultad grande para asumir, por parte de los padres, los cambios que experimentan sus hijos. Aunque pase el tieempo y dejen de ser niños, los padres de esta familia los seguirán tratando como cuando eran pequeños, es una forma de no admitir el crecimiento por eso se muestran rígidos y autoritarios con ellos. -En las sobreprotectoras, como su nombre indica, tienen una fuerte preocupación por proteger a sus hijos, pero lo hacen de forma descomunal pasan de una protección a una sobreprotección. Los padres retardan la madurez de sus hijos, no les permiten desarrollarse, ni por supuesto su independencia y como  resultado los hijos puede que presenten un infantilismo en su personalidad.-En la familia permisiva, se diferencia de las demás por la pérdida de roles, es decir los padres no quieren caer en autoritarismo y como son incapaces de disciplinar a los hijos, se encubren con la excusa de querer razonarlo todo haciendo que desemboque en que los hijos terminen por hacer lo que quieran, sin control alguno. En definitiva, los roles de padres e hijos se pierden hasta tal punto que incluso parece que los hijos mandan más que los padres, e incluso se dan caso en el que no se atreven a decir nada por si a caso el hijo se enfada.
-Dentro de la familia inestable, se puede ver que no llega a ser una familia unida, los padres no tienen metas comunes y eso les lleva al problema de no saber escoger cómo y cuáles son los principios que quieren inculcar a sus hijos, cuál es el tipo de mundo que quieren que aprendan sus hijos, se presenta una ambiente de inestabilidad que hace que los hijos crezcan el ese ámbito con una personalidad marcada por la inseguridad, la desconfianza, con una imposibilidad afectiva que cuando crecen los forma como adultos incapaces de comunicar sus necesidades, frustrados, con grandes sentimientos de culpa por no ser capaces de exteriorizar sus sentimientos.
-Por último,  en la familia estable  hay un claro reparto de roles, las enseñanzas y valores que se quieren dar a los hijos son claras, llenas de perspectivas y de futuro. Hay ilusión y se encuentran todos los miembros unidos y queridos, dando como resultado seguridad, estabilidad y confianza. Cuando los niños crecen como han tenido metas y no solo las han conseguido sino que han sido apoyado y llenos de afecto, se convierten en adultos independientes y sin ningún problema a la hora de expresar sus necesidades o de mostrar afecto.

Lo interesante,  es que no se nos puede olvidar y que debemos reflexionar, sobre la importancia de las experiencias vividas junto a la familia. Debemos de saber identificar las situaciones que nos han aportado fortaleza o por el contrario debilidad. Hay que tener en cuenta, que el carácter y la personalidad,  al igual que los valores, se fraguan en la familia y son las que nos condicionan y marcan la vida adulta de cada miembro y que durante nuestro desarrollo todas las experiencias vividas y la forma en que nos enseñaron a afrontarlas o como lo observamos nosotros en nuestros hermanos y/o progenitores, determinarán en  gran medida la forma en que nosotros las afrontaremos en el futuro.
Lo perjudicial es, que en ocasiones, dentro de una misma familia, se educan a los hijos con estilos diferentes, haciendo a veces los progenitores diferenciaciones entre los hermanos. Como consecuencia de este tipo de educación, aparecerán hermanos con personalidades muy diferentes, así como envidias y una mala relación interpersonal, debido a esas diferencias que ellos han percibido en el trato y  sus personalidades en ocasiones opuestas.
A esto hay que añadir,  que con el tiempo cada miembro de la familia, en concreto hermanos, va conformando su propia familia con alguien que no pertenece a nuestro núcleo familiar, mismo nivel social. Produciéndose  en muchas ocasiones un  distanciamiento hacia el resto de la familia doloroso para éstos, ya que en nuestro afán de estar en pareja, crear nuestra propia familia o satisfacer simplemente nuestras necesidades económicas, afectivas etc.. podemos llegar a mirar hacia otro lado y dejar abandonada a la familia. Esto ocurre, sobre todo si por comodidad, dejamos que el rol dominante lo lleve nuestra pareja, hay mala comunicación, quedamos anulados, tenemos miedo al conflicto o una pareja posesiva, cierta dependencia  y falta de asertividad. En este caso debemos autoafirmarnos, “Decir basta!!”, trabajar los miedos y la asertividad, así como la autoestima y volver a tomar las riendas de nuestra vida.
También puede ocurrir, lo contrario. La familia que puede ser nuestro pilar más importante para mantenernos en pie, en ocasiones, puede ser la peor arma contra uno mismo. En este caso por más que nos duela, debemos distanciarnos física y emocionalmente tanto como sea factible, para no sucumbir ante tanta emoción o afecto negativo. De esta forma, aunque al principio nos duela solo lloraremos durante un tiempo, mientras que de la otra forma lloraremos toda la vida.

domingo, 19 de febrero de 2012

TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD POR EVITACIÓN

En el trastorno de la personalidad por evitación (TPE) o como se les suele denominar a veces, en los “tipos sensibles”, nos encontramos con personas que prefieren lo conocido a lo desconocido. Son personas que tienen pocos amigos y que manifiestan una preocupación excesiva por lo que piensen los demás sobre ello. Tienen altibajos emocionales y necesitan la aprobación de los otros para sentirse bien consigo mismo. Además de la búsqueda de aprobación por parte de los demás, tienen baja autoestima al devaluar sus logros y enfatizar sus fracasos.
Los sujetos con este tipo de trastorno se caracterizan por síntomas relativos a la esfera interpersonal, como la evitación de actividades que impliquen un contacto interpersonal significativo, debido al miedo a las críticas, la desaprobación o el rechazo. A pesar de tener un comportamiento social educado y comedido, tienen sentimientos de inadecuación social y personal y un gran temor a hacer el ridículo, se humillados o a las situaciones embarazosas. Algunos sujetos pueden desarrollar estrategias de afrontamiento denominadas “contrafóbicas”, llevando a cabo comportamientos que son lo que precisamente temen, para escapar de sus miedos y malestar. No se relacionan con personas a menos que estén seguros que les van a aceptar y tienden a tener gran imaginación y capacidad para la fantasía.
A diferencia de los sujetos con personalidad esquizoide, tienen deseos de relacionarse, deseo que en los primeros no existe, pero se preocupan en exceso por ser criticados o rechazados en situaciones sociales, por ello, aparece un aislamiento social activo, así como un comportamiento frio y distante con aquellos que no conoce. Son introvertidos, tímidos y desconfiados y en lo que se refiere a aspectos emocionales tienen sentimientos de soledad, tristeza y vacio, además de baja tolerancia al dolor físico y psicológico.
La familiaridad les proporciona bienestar, satisfacción e inspiración a los sujetos con TPE, haciendo que desarrollen sus facultades en un ambiente emocionalmente seguro, con pocos amigos y familiares.
La intervención en el TPE puede ser muy similar a la que tiene lugar con la fobia social generalizada. Por ejemplo, el entrenamiento en relajación y en habilidades sociales así como las terapias cognitivas o las técnicas de exposición son imprescindibles para el beneficio del tratamiento.

jueves, 16 de febrero de 2012

TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD LIMITE

Actualmente entendemos por un trastorno de la personalidad, el conjunto de una serie de alteraciones que afectan al individuo en su pensamiento, afectividad, conducta y relaciones sociales, y que difieren de la norma y de lo socialmente establecido en esa cultura.
En concreto, el Trastorno de la personalidad límite, TLP o también conocido como Trastorno de la personalidad border-line, se caracteriza por una desregulación emocional así como por un pensamiento extremadamente polarizado (todo o nada) que lleva a tener relaciones interpersonales caóticas caracterizadas por extremos de idealización y devaluación. Además, también suele ir acompañado de una inestabilidad en el estado de ánimo, en la autoimagen y puede llevar a una falta en el control de impulsos, (por ejemplo; gastos, consumo de sustancias, conducción temeraria o atracones de comida).
 Este tipo de trastorno es el más común de todos los trastornos de la personalidad y puede ir ligado a algún trastorno de la alimentación como pueda ser Bulimia o el Trastorno alimentario compulsivo, es por ello que en las últimas revisiones se habla de un trastorno emocional de la personalidad con dos variantes; impulsivo o border-line.
Este tipo de trastorno es mucho más frecuente en mujeres (76%) y se cree que no han aprendido a gestionarse emocionalmente debido a que suelen ser hijos de unos padres desentendidos o sobreimplicados.
El tratamiento psicológico es imprescindible en este trastorno de la personalidad. De esta forma, la terapia de conducta, la terapia cognitivo-conductual o la terapia conductual dialéctica, se convierten en unas importantes herramientas para su adecuado tratamiento.

martes, 3 de enero de 2012

PROBLEMAS EN LA PAREJA.

Hoy en día vivimos en una sociedad donde la dinámica de la pareja se ve forzada a funcionar de forma diferente a hace apenas 20 años.
La mujer se ha incorporado de una forma importante al mundo laboral y el conciliar la vida de pareja, el trabajo de ambos, la familia y los hijos, se ha convertido en una tarea complicada que en ocasiones nos puede llegar a superar.
En concreto,  dentro de la pareja pueden surgir debido a esta sobrecarga, tensiones, malestar, sentimientos de insatisfacción o apatía  y falta de motivación.
Es aquí, dentro de la pareja donde es importante trabajar ya que serán los cimientos que sostengan todo este tipo de situaciones que a lo largo de la vida se pueden dar. Una pareja que no esté fuertemente unida y comprometida será más fácil que caiga ante cualquier problemática que aparezca.
-Algunas pautas que nos ayudarán a tener una relación de pareja fuerte y sana son:
1. Aceptar que nuestra vida es enteramente responsabilidad nuestra. No esperemos que el otro miembro de la pareja nos haga feliz. Nuestra felicidad depende, sobre todo, de nosotros mismos. Primero debemos estar satisfechos y sentirnos bien con nosotros mismos, y es entonces, cuando podremos ser felices con nuestra pareja.
2. Saber discernir entre cuando estamos apoyando a nuestra pareja, buscándole soluciones a sus problemas y dándole nuestra opinión,  y cuando le estamos marcando las pautas de cómo debe vivir su vida o imponiéndole cómo nos gustaría a nosotros. Nuestra pareja es cómo es y no podemos presionarla para cambiarla o modificarla a nuestro antojo.
3. Aprender a escuchar y dialogar. Para ello debemos dejar lo que estamos haciendo, vaciarnos de otros pensamientos que distraigan nuestra atención e intentar colocarnos en su lugar para entender cómo se siente. Saber comunicarnos es muy importante, hay que evitar hacerlo cuando se va a hablar desde la emoción, con la televisión puesta o cuando tenemos prisa. Además, hay que tener en cuenta, que nuestra forma de ver una situación, son sólo nuestro punto de vista sobre la realidad que en base a nuestras experiencias vemos de una manera u otra.
4. Dedicar tiempo a la pareja. Compartir hobbies e ilusiones, realizar actividades juntos, así como  tener metas comunes, es tan importante como acompañar en los momentos tristes y duros.
5. Compartir la economía. Una vez que se ha consolidado la pareja y al margen de las herencias, no podemos tener una relación donde delimitemos fronteras y donde lo mío sea sólo mío.
6. Aprender de los conflictos. Hay que determinar cuál es el punto de desencuentro, en qué medida somos nosotros responsables de lo que ocurre, cuál es el dolor que suscitamos en nuestra pareja y que podemos hacer para resolverlo. Una relación de pareja son dos personas interactuándo y ambos repercuten en las conductas del otro. Debemos asumir nuestra parte de responsabilidad, sea grande o pequeña, ante cualquier problemática que pueda darse.
7. Expresar lo que se siente. El sexo, las muestras de afecto y el decir “te quiero”, hay que hacerlos explícitos. No valen los sobreentendidos o el decir “ya lo sabe”. Debemos reforzar los sentimientos sorprendiéndo gratamente de vez en cuando a nuestra pareja. No tenemos porque esperar, a que sean reyes, nuestro aniversario o su cumpleaños. Algo tan fácil como hacerle su plato favorito puede reforzar muy positivamente la relación.
8. Además, saber pedir ayuda si vemos que tenemos algún punto donde deberíamos trabajar o cuando aparece alguna problemática, es de sabios y no esperar a que el problema sea tan grande que apenas nos deje respirar, siendo además más difícil de solucionar.
Algunas parejas sólo con algunas pequeñas pautas y sabiendo escuchar, se hubieran ahorrado el hacer más adelante terapia de pareja.

LIBERARSE DEL PASADO.

Nuestra relación con el pasado es ambivalente. A menudo idealizado, nos sirve para reconfortarnos, pero en otras ocasiones, cuando es doloroso puede atormentarnos y el intentar huir o no afrontarlo hace que se convierta en una herida difícil de curar.
Por más que intentemos no pensar, es difícil olvidar y por más que nos esforcemos en ignorar los malos recuerdos siempre habrá un olor, una música, una imagen, una situación, etc…que nos hagan recordar.
Debemos tener en cuenta que realmente, nuestro pasado y las experiencias vividas en él, son lo que nos condiciona a la hora de seleccionar una respuesta conductual, sentir una emoción o tomar una decisión.

Quedarnos estancados pensando que cualquier tiempo fue mejor y no centrarnos en el presente, además de impedirnos avanzar en nuestras metas, nos generará pensamientos y emociones negativas, que no nos ayudarán a tener un presenta lleno y feliz
Por otro lado, ser capaces de afrontar los recuerdos dolorosos, saber reconocer lo que nos han enseñado o valorar cómo los afrontamos sin tener experiencia alguna, es el primer paso para lograr liberarnos de su influencia. Debemos recordar el pasado en su justa medida, sin atarnos a él y viviendo el presente. Recordar los momentos felices y realizar un aprendizaje de los no tan felices para poder evolucionar y seguir adelante. Sólo así, podremos avanzar sin miedo a mirar atrás.
Asumir el pasado es evolucionar y madurar. Es permitir que esa experiencia nos influya de manera positiva en el presente, convirtiéndose en un bagaje que nos ayude a avanzar y en herramientas que nos permitan afrontar de manera exitosa cualquier otro tipo de situación similar que se nos presente.
Es importante centrarse en el presente pero sin olvidar que el pasado me construye y que dicho presente también en un futuro será pasado.
Marisa Hernández Torrijo.
Para revista “Psychologies”.
Artículo completo, dossier Diciembre 2011.