sábado, 27 de diciembre de 2014

ESTRÉS LABORAL.

La APA (Asociación de Psicología Americana) identifica una serie de factores que suelen darse en el lugar de trabajo y que pueden desencadenar estrés laboral, tales como percibir un bajo salario, soportar cargas de trabajo excesivas, pocas oportunidades de crecimiento, Trabajo poco estimulante, falta de claridad desde dirección y demandas contradictorias o sensación de no ser escuchado, entre otros.

A corto plazo , la vivencia de este tipo de situaciones provoca tanto malestar físico como psicológico en el empleado (dolor de cabeza, dolor de estómago, trastornos del sueño, trastornos de la ingesta, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, etc.), pero cuando esta situación se prolonga en el tiempo pueden acarrear problemas más serios como trastornos de ensiedd, depresión, enfermedades cardiovasculares, insomnio, debilitamiento del sistema inmunológico, etc.

Algunas personas utilizan medios poco saludables para llevar esto mejor (fumar más, beber alcohol, tomar psicofármacos, comer en exceso…)

LA APA propone una serie de recomendaciones para hacer frente al estrés laboral:

1.   Identifique sus estresores; Durante una o dos semanas, haga un registro diario sobre las situaciones que le han generado estrés y cómo usted ha respondido a ellas.

2.    Desarrolle respuestas saludables; Realizar algo de ejercicio, reservar unos minutos al día para realizar tareas que le resulten gratificantes, construir hábitos de sueño e ingesta saludables o aprender a relajarse, entre otros…pueden ser actividades que resulten muy protectoras frente al estrés.

3.  Establezca límites; Actualmente con el surgimiento de las nuevas tecnologías es muy fácil acabar conectado con el trabajo las 24 horas del día. Aprenda a poner límites y horarios, trazando una línea clara entre el tiempo de trabajo y el de ocio.

4.  Tómese un tiempo para recargarse; Para evitar el estrés crónico y el agotamiento haga pequeños descansos (pueden ser de apenas 5 minutos), de acuerdo con sus necesidades. Todos necesitamos un tiempo para reponernos y volver a un nivel de rendimiento óptimo, verá como rinde mejor después.

5.    Aprenda a relajarse y a trabajar su habla interna negativa; En ocasiones, en algunas personas puede aparecer su voz más critica exigiendo un altísimo rendimiento y buscando la perfección, solo para sentirse seguros. Saber relajarse y manejar un habla interna negativa o el afecto negativo es muy importante. Si no puede hacerlos solo, busque orientación en un psicólogo o coach.

6.    Hable con su supervisor; Si tiene personas a su cargo y ha identificado factores generadores de estrés. Coméntelo con su supervisor y promueva el bienestar, haciéndole ver la importancia de tener empleado saludables y ayudándole a trazar un plan eficaz para gestionar los factores estresantes que ha identificado. Una de las características que comparten algunas de las empresas más importantes del mundo, es la búsqueda de bienestar, satisfacción y motivación para sus empleados.

7.  Busque apoyo; Contar con la ayuda de amigos y miembros de la familia puede mejorar su capacidad para manejar el estrés. Hable de lo que está viviendo  y de esta forma podrá compartir información con otros, y a su vez, éstos podrán darle pequeños consejos o decirle como afrontaron ellos situaciones parecidas de manera positiva.

8.    Si estas pautas no son suficientes, siempre puede acudir a un profesional de la Psicología, ya que los psicólogos son profesionales capacitados para ayudar a manejar mejor el estrés y a adquirir hábitos de comportamiento más saludables.





CONFLICTOS NAVIDEÑOS

Durante estos días hay muchas personas que en lugar de disfrutar y relajarse, acaban superadas y estresadas, por los preparativos, los conflictos familiares, los niños, el aumento de gasto, etc… Las vacaciones de navidad pueden ser fuente de conflictos personales y familiares, e incluso poner de manifiesto cosas que durante el resto del años han permanecido en un segundo plano u ocultas. Además, hay que añadir la difícil situación económica por la que están pasando algunas familias. Por todo ello, las fechas navideñas suelen traer a consulta a personas con un aumento de ansiedad, sintomatología depresiva y un enorme malestar psicológico.

Algunas fuentes de malestar habituales durante la Navidad son:

-Tensiones en la pareja;
Al pasar más tiempo juntos es más probable que aparezcan roces. Además, hay que negociar comidas y cenas con la familia de ambos y en algunas ocasiones a alguno e los miembros le cuesta afrontar esto con la propia familia.
 
-Conflictos familiares;
Debido a la gran carga emocional y a la ansiedad que genera el juntarse con algunos familiares, y con el añadido del alcohol, se desentierran fantasmas del pasado y cuestiones que parecían olvidadas como herencias, rivalidades y diferencias entre hermanos, cuestiones económicas, cuidado de los mayores etc…
 
-Organización de los festejos;
Debido al carácter familiar de estas fiestas, algunos de los motivos por los que se pueden crear conflictos son el lugar o domicilio donde realizar la celebración,  a quien invitar, a que casa acudir o que regalos hacer y a quien.
Además, los niños están de vacaciones y en muchas familias hay que organizarse teniendo en cuenta esto, el trabajo, las cenas de empresa, el cuidado de alguna persona enferma en estas fechas, pueden ser también fuentes de estrés.
 
-Cuestiones personales;
Terminar un año supone de alguna manera enfrentarse a la propia muerte. Se toma conciencia de que la estancia en el mundo es temporal, se repasa el camino recorrido, centrando a veces mucho más la atención en las metas no conseguidas y eso puede generar frustración y malestar.
 
-Recuerdo de seres queridos fallecidos;
Puede ocurrir que algún familiar de un ser querido fallecido recientemente no tengas ganas de celebración siendo su postura contraria a la del resto, y su estado de ánimo no sea comprendido por los demás tomándoselo como algo personal.
Algunas pautas que pueden ser útiles para manejar el estrés durante las vacaciones de Navidades son:

Expectativas realistas; Ninguna Navidad es perfecta ya que la propia perfección no existe. El mundo comercial    despliega todas sus armas para estimularnos y que aumentemos más el consumo. Además, las personas no cambian su forma de ser en Navidad, aunque hay una mayor predisposición a estar contentos, el temperamento y carácter de algunas personas seguirá patente 
-Preparar un presupuesto;
Si la lista de deseos de nuestros hijos está fuera del presupuesto hablaremos con ellos, puesto que un regalo más caro no significa una mayor demostración de amor. Es cierto, que estas son cuestiones que deben enseñarse durante todo el año.
Hay que calcular antes de nada hasta donde se puede llegar y ceñirnos a eso.
 
-Tiempo para uno mismo y la pareja;
En ocasiones el exceso de actividades sociales pueden hacer que no haya tiempo para uno mismo o para celebrarlo a solas con la pareja. Tenemos que buscar esos tiempos, que además de generarnos emociones positivas, reducirán nuestra vulnerabilidad ante situaciones estresantes.
 
-Anticípate a las fiestas;
No hay nada más estresante que estar continuamente dándole vueltas a los preparativos o el menú. No lo dejes para los últimos días, y aunque hay algunos productos que es mejor comprarlos con poco tiempo, intenta dejar poco a poco durante las semanas de antes algunas cosas preparadas.
 
-Aprender a ser asertivo;
Saber decir que no, expresar como nos sentimos o cuales son nuestros deseos, es importante en estas fechas. Padres, hermanos, suegros y demás familia, pueden imponernos situaciones que no nos apetezcan o que nos generen malestar. Ante esto, es mejor desde el principio ser claros ya que además pueden ser fuente de conflicto durante la comida o la cena, más aún si se ha bebido alcohol y se está desinhibido.
Tenemos que aceptar que hay núcleos familiares que han desaparecido o han cambiado. Es absurdo que cenemos o comamos con las que no hemos tenido apenas relación el resto del año. Y esto le pese a quien le pese, hay que aceptarlo. Además, suele pasar que hay muchos padres que no aceptan que sus hijos han conformado su propio núcleo familiar.
 
-Desdramatizar;
Tenemos que aprender a desdramatizar algunas cosas respecto a la navidad.
Es mejor estar solo y con bienestar psicológico que acompañado y con ansiedad.
Realmente pasar en soledad algunos de estos días con significa que estemos solos en el mundo, que vaya a suceder algo tremendo, que seamos raros… Hay que elegir libremente que queremos hacer estas navidades y cómo no vamos a tener malestar. Hay que afrontar los miedos y tenemos que ser felices y disfrutar, antes que cualquier celebración  y si hay gente a la que le parece mal quizás no nos quieran tanto como pensamos.
 
 
 
 

miércoles, 27 de agosto de 2014

APRENDER A DECIR “NO”. TRES SENCILLOS PASOS.

Cuantas veces hemos acabado haciendo algo que no queríamos, y cuantas veces nos hemos enfadado con nosotros mismos por no saber decir que no.
La asertividad es una habilidad social poco conocida entre algunas personas.
Podríamos diferenciar entre tres estilos  o estrategias a la hora de comunicarnos;
El estilo inhibido, característico de personas dependientes y con pobre autoestima, que acaban siendo fáciles de manipular y que acaban acumulando malestar, por no ser escuchadas o sentir que no llevan las riendas de su vida y que acaban haciendo lo que otros quieren, y no lo que ellas desean.
El estilo agresivo, siendo todo lo contrario. Es característico de personas más dominantes que acaban teniendo problemas a la hora de relacionarse y comunicarse precisamente por su agresividad.
Y en un punto intermedio nos encontraríamos con la asertividad. La asertividad es la expresión de una sana autoestima. Una persona asertiva consigue sus objetivos sin dañar a los demás. Actúa  y dice lo que siente, en el momento, el lugar adecuado y de la manera adecuada, con franqueza y respeto. Son auténticos en sus actos, están seguros de sus creencias y tiene capacidad para decidir.

La asertividad, es un modelo de relación interpersonal y de estilo comunicacional que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás. Pero...¿Cómo podemos hacerlo?

1º Empatizaremos con nuestro interlocutor. Le haremos saber que estamos comprendiéndolo, que nos ponemos en su lugar y además, le reforzaremos cualidades positivas suyas. Un ejemplo sería; “Entiendo que tu…..” “Además tu eres….(alguna cualidad positiva. Ejm. muy trabajador, serio, organizado…)”

2ª Expreso lo que pienso o siento. Una vez lo tengamos más receptivo puesto que ha visto que le comprendemos y valoramos sus puntos fuertes, le haremos saber cuál nuestra opinión o que queremos hacer. Un ejemplo sería; “Pero yo…”, “Pero a mi…”

3º Para terminar le daremos una alternativa pero sin desviarnos de nuestro propósito, para que vea que somos flexibles y no sienta que le imponemos algo.
Un ejemplo sería; “Luego que te parece si…”

Practicando estos 3 sencillos pasos, podremos observar como nuestros interlocutores reaccionan de otra manera mucho más positiva, además de que nos sentiremos mucho más seguros, así como más capaces expresar sin temor lo que sentimos o pensamos.
El entrenamiento en asertividad se suele trabajar mucho en consulta ya que es una herramienta muy poderosa tanto a nivel personal como profesional y suele ir acompañada de un entrenamiento en habilidades sociales.


Te animas a ser más asertivo???!!!!

miércoles, 6 de agosto de 2014

DELIRIOS Y CREENCIAS FALSAS.

El delirio ocupa el lugar de honor en el concepto que habitualmente manejamos de locura. Se tiende a confundir delirio con “locura”, es decir, tener delirios es igual a estar “loco”.
Y es que los profesionales nos hemos encontrado con el problema de la definición.
La palabra delirio tiene su origen en el Latín, “Delirare” cuyo significado es salirse del surco. ¿Pero quién traza ese surco?
Los delirios pueden contener “verdades” o incluso “volverse verdades”.
La esposa de un General Americano acusaba a la Casa Blanca de actividades ilegales. Diagnosticada de sufrir algún tipo de psicopatología, tuvo que convivir con ello hasta que se demostró que tenía razón. Caso Watergate.
Los delirios celotípicos, a su vez, pueden acabar en una infidelidad, es decir, se pueden “volver verdades”, el marido o la mujer ante el agobio de su pareja, acaba dejándola por otra.

Por algunas cosas como las anteriormente descritas, los profesionales de la salud mental tenemos que estudiar bien cada caso antes de diagnosticar a una persona de algún tipo de trastorno delirante. Debemos preguntarnos; ¿Es una idea sobrevalorada o un delirio?.
Es cierto, que algunas ideas delirantes ante su contenido fantástico, la absoluta convicción del paciente o su imposibilidad para ser real, son fácilmente reconocidas y diagnosticadas, pero… ¿Qué ocurre con el resto? 
Vamos a aclarar conceptos. Algunas características del delirio son; Convicción intensa, ausencia de apoyos culturales, no es compartido por otros miembros, implausible, intenso malestar y preocupación, inmodificable ya que el paciente se resiste a otras posibles explicaciones y, a menudo, con contenido fantástico.
En el caso de las ideas sobrevaloradas, éstas tienen cierto grado de plausibilidad y comprensión. Además, el paciente no tiene esa convicción intensa como en el delirio y son  modificables ya que acepta interpretaciones alternativas.
Por último, comentar que se diferencian también de las obsesiones porque en el caso de éstas últimas, el paciente las combate o lo intenta pudiendo haber en ocasiones pulsiones para reducir el malestar que produce el pensamiento intruso.

Los delirios pueden aparecer en varios trastornos como depresiones severas y trastornos afectivos mayores, trastornos de personalidad (esquizotipico, esquizoide y paranoide), además de aparecer en enfermedades, abuso de drogas y uso de fármacos. 

Una persona delirante presenta problemas perceptivos que le ocasionan experiencias anómalas, produciéndole perplejidad, lo que le lleva a una búsqueda de explicación, y en donde como la experiencia es anormal, la explicación también lo será, pero al tener una explicación, por extraña que sea, la persona obtendrá cierto alivio que actúa de refuerzo de la explicación.
El pensamiento delirante, no es en sí mismo aberrante. Los delirios pueden considerarse teorías que imponen orden y significado y una teoría delirante no se abandona hasta que el paciente tenga otra que explica mejor las experiencias que está teniendo.

Seguro que si pensamos en nuestra historia personal, a más de uno le viene a la cabeza algún momento de su vida en el que tuvo una idea sobrevalorada que casi pudo rozar el delirio.

Por último solamente recordar; “No son todos los que están, ni están todos los que son.”