jueves, 13 de octubre de 2011

AMOR Y APEGO.

Durante mucho tiempo se ha intentado encontrar una definición convincente del concepto de amor, así como explicar qué mecanismos psicológicos subyacen a este estado.
Algunos investigadores encuentran similitudes con la forma de hablar o la conducta de los niños; de hecho, muchos enamorados hablan y actúan como niños. A su vez, otros han investigado si hay una expresión facial característica del amor, pero de momento no se ha hallado ninguna.
Hay quien ha hablado de una enajenación mental o incluso se ha hablado de un deseo sexual subyacente, que como fin tendría la transmisión de nuestros genes (sin ser conscientes de esta pulsión reproductora). Incluso se defiende, que en ocasiones se buscan características y/o patrones de conducta que sean similares a los de nuestros progenitores.
Pero, ¿Qué es exactamente el amor?.
El amor podríamos decir que no es una emoción, sino más bien una mezcla de pensamientos particulares que se transforman en emociones y nos empujan a querer estar cerca del ser querido. Algunos de estos pensamientos, que tienden a sobrevalorar al otro y hacen que nos enamoremos, vienen determinados por la experiencia vivida con relaciones previas, mientras que otros se han ido gestando desde la infancia.
Expertos, defienden que el amor, en el sentido más amplio, que podemos experimentar en nuestra vida de adultos, contienen una gran parte del apego que desarrollamos de pequeños por nuestras madres (sin olvidar al padre).
De esta forma, si se ha desarrollado un apego seguro, nos sentiremos a gusto con la intimidad, pero también mantendremos una cierta independencia con la persona de la que estemos enamorados. En el dominio interpersonal, las personas que han desarrollado un apego seguro en su infancia, tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo. De igual forma, muestran tener una alta accesibilidad a esquemas y recuerdos positivos, lo que las lleva a tener expectativas positivas acerca de las relaciones con los otros, a confiar más y a intimar más con ellos
Si se ha desarrollado un apego esquivo o inseguro, apreciaremos mucho  la independencia, sintiéndonos incómodos con demasiada intimidad o proximidad.  
Las personas con este tipo de apego, emiten una conducta que tiende a aumentar la distancia de personas y objetos supuestamente amenazadores. Muestran tener una menor accesibilidad a los recuerdos positivos y mayor accesibilidad a esquemas negativos, lo que las lleva, en el caso de las personas evasivas, a mantenerse recelosos a la cercanía con los otros y a las personas
Por último, si se ha desarrollado un apego inseguro - ambivalente, tendremos la necesidad de fundirnos con alguien, deseo por cierto, que suele hacer huir a los demás. Aquí se desea la mayor intimidad posible y los signos de independencia del otro se viven de manera inquietante. Los sujetos ambivalentes responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia.
Estas personas están definidas por un fuerte deseo de intimidad, junto con una inseguridad respecto a los otros, pues desean tener la interacción e intimidad y tienen intenso temor de que ésta se pierda. De igual forma, desean acceder a nueva información, pero sus intensos conflictos las lleva a alejarse de ella
Entonces, ¿Pueden existir diferentes tipos de amor?.
Según la teoría triangular del amor, existen diferentes tipos de amor según el grado de intimidad, pasión o compromiso.
El cariño, conllevaría intimidad, pero no pasión ni compromiso.
El encaprichamiento, solo conllevaría pasión.
El amor vacio, solo compromiso.
El amor romántico, intimidad y pasión, pero no compromiso.
El amor sociable, intimidad y compromiso, pero no pasión.
El amor fatuo, pasión y compromiso,  pero no intimidad.
Solo el amor consumado, conllevaría tanto intimidad como pasión y compromiso.

Pero, ¿Puede ser el amor una enfermedad?.

Se ha observado que una baja autoestima, nos lleva a adornar al otro con cualidades superiores de las que nos sentimos desprovistos encontrándolo así más deseable.
A su vez, la dependencia  e inseguridad que nos genera el sentirnos mal equipados para afrontar el mundo en soledad, puede hacer que nos sintamos más atraídos por una persona que nos genere sentimientos de protección y seguridad.
Además con la ansiedad, sea transitoria o de carácter, se está más predispuesto al amor pasional, sirviéndonos éste de válvula de escape para tanta activación.

El problema reside en que muchas veces todos estos factores desembocan en complicaciones más o menos graves que pueden interferir de forma negativa en nuestro día a día. Por ejemplo, desinterés por las obligaciones sociales o familiares, influjo de emociones negativas como el miedo o los celos, cuando el otro no responde como esperamos, abandono de la red social, mal rendimiento en el trabajo, etc…

El amor, como todo en la vida, es muy beneficioso, nos sentimos comprendidos, aceptados, nos proporciona seguridad, nos ayuda a sobrepasar los propios límites, nos sentimos más capaces e incluso es beneficioso para el sistema inmune entre otras cosas… Pero siempre disfrutándolo de una manera racional y adecuada.

Si, efectivamente, debemos aprender a racionalizar el amor, para que no nos domine y nos enseñe sus peores caras como puedan ser los celos o la obsesión.


viernes, 19 de agosto de 2011

¿DEPRESION, DISTIMIA O SINDROME POST-VACACIONAL?

Algunos de estos trastornos son fácilmente confundidos por su similitud de síntomas. ¿Cómo entonces podemos diferenciar, si padecemos un síndrome postvacacional, un trastorno distímico o una depresión?
Lo primero, hay que diferenciar entre Depresión o distimia.
En el caso de la depresión, su criterio diagnóstico es tener cinco o más de los siguientes síntomas durante un periodo de dos semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa.
-Un estado de ánimo deprimido la mayor parte de día, casi a diario.
-Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades.
-Insomnio o hipersomnia casi cada día.
-Fatiga o pérdida de energía casi cada día
-Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados casi cada día.
-Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día.
-Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
-Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o una enfermedad médica.

 En el caso del trastorno Distímico, la característica esencial,  es un estado de ánimo crónicamente depresivo que está presente la mayor parte del día de la mayoría de los días, pero a diferencia del anterior, durante al menos 2 años.
 Los sujetos con trastorno distímico describen su estado de ánimo como triste o «desanimado» es decir, distímico.
Durante los períodos de estado de ánimo depresivo hay al menos otros dos síntomas de entre los siguientes: pérdida o aumento de apetito, insomnio o hipersomnia, falta de energía o fatiga, baja autoestima, dificultades para concentrarse o para tomar decisiones y sentimientos de desesperanza, al igual que en la depresión.
Además, a lo largo del período de 2 años (1 año en niños y adolescentes), hay  intervalos libres de síntomas, aunque no son superiores a 2 meses.

Pero…Y el síndrome post-vacacional, ¿en qué consiste?.

En realidad, es un concepto amplio que describe una incapacidad de adaptación al trabajo, tras la finalización de las vacaciones.  Esta inadaptación, conlleva una serie de síntomas en forma de desequilibrios físico-psíquicos, que suelen remitir a los pocos días, o al cabo de dos semanas en algunos casos extremos.

En este síndrome, estamos ante un conjunto de signos y síntomas que reflejan un estado de ánimo, como reacción de rechazo al trabajo, tras un período más o menos prolongado de vacaciones. Estos síntomas pueden situarse próximos a la depresión, irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.  Pero no debemos caer en el error de confundir este síndrome con un trastorno distímico o una depresión.

Algunos consejos para evitar el síndrome post-vacacional son;
-Establecer un período de readaptación a la vuelta de las vacaciones, es decir, si es posible  regresar unos días antes de la reincorporación laboral para poder ir asimilando el cambio.

-Durante esos dos o tres días, debemos volver a nuestros hábitos cotidianos, o  abandonar aquellos que hayamos adoptado durante nuestras vacaciones, como acostarnos más tarde de lo habitual o dormir la siesta.

-Evitar darle demasiada importancia a este malestar, y afrontar la vuelta al trabajo como una nueva etapa llena de otros momentos gratificantes.

-Una vez situados en nuestro puesto de trabajo, debemos comenzar de manera gradual, sin exigirnos demasiado y siendo conscientes de que nuestro rendimiento irá creciendo en un par de días.

-Además podemos planificar viajes y otras actividades placenteras, así como alguna pequeña escapada durante todo el año y no limitarnos únicamente a los meses estivales, ya que así evitaremos la sensación, de que el trabajo no viene acompañado de buenos momentos, y que no tendremos momentos de placer y desconexión hasta después de un año, que es lo que en definitiva provoca el síndrome post-vacacional.

domingo, 3 de julio de 2011

EMOCIÓN Y SALUD.

La salud no es un estado, sino un proceso dinámico en el que nuestras emociones influirán de forma positiva o negativa, según sea el tipo de emoción que experimentemos.
Hoy en día, disciplinas como la psiconeuroinmunología, la psiconeuroinmunoendocrinología o la propia psicología, están en auge debido a la confirmación por parte de diferentes estudios, de la existencia de una relación directa entre procesos psicológicos y procesos físicos.
En medicina, continuamente nos encontramos con pacientes que padeciendo una misma enfermedad, evolucionan de forma diferente. Se ha llegado a comprobar, que en pacientes con cáncer, puede influir en su evolución, entre otros factores,  el tipo de afrontamiento que realizan ante la enfermedad.
Y es que podemos aceptar el diagnóstico, pero…¿Por qué aceptar el pronóstico?.

Las emociones, son procesos psicológicos que tienen un papel adaptativo, ya que frente a una amenaza a nuestro equilibrio físico o psicológico, actúan para restablecerlo. El miedo, por ejemplo, nos guarda de los peligros.
Emociones positivas como el optimismo, la tranquilidad o la alegría son un beneficio para nuestra salud ya que nos ayudan a soportar las dificultades, favorecen a nuestro sistema inmunológico, cardiovascular o endocrino y facilitan la recuperación. Sin embargo, emociones negativas como la ira, la preocupación excesiva, la tristeza, la ansiedad o el estrés, pueden actuar favoreciendo la aparición o el empeoramiento de enfermedades dermatológicas como pueda ser la psoriasis, respiratorias como el asma, cardiovasculares, endocrinas o procesos oncológicos.

La interpretación que le demos a un estímulo o situación determinada, sin duda influye, es decir, si lo interpretamos como peligroso para nuestro equilibrio o no. De hecho, si interpretamos como potencialmente peligroso un estímulo o situación, cuando realmente no lo es, estaremos hablando de que puede haber algún tipo de patología o alguna distorsión cognitiva. Así pues, debemos ser conscientes de la estrecha relación entre psicología y enfermedad, e intentar llevar una vida llena de emociones pero no controlada por éstas. Gestionarse emocionalmente, así como saber expresar y sacar fuera las emociones negativas como la tristeza o la ira que podamos generar, nos reportará salud y bienestar.

jueves, 30 de junio de 2011

VIDA SANA, ¿A QUÉ PRECIO?.

Hoy en día, cada vez se apuesta más por una vida sana, con una dieta baja en grasas, sin tabaco ni alcohol, ejercicio físico, etc… pero, el exceso de preocupación sobre lo que es o no saludable, puede llevarnos a imponernos unas normas demasiado estrictas para conseguir unos objetivos que puede que no sean tan saludables. Hacer demasiado ejercicio físico o dietas sin supervisión por parte de un endocrino o nutricionista, que además de bajas en calorías lo son  en otros nutrientes, pueden llevarnos a la desnutrición y el agotamiento físico y psicológico.
Llevar un estilo de vida saludable, es también llevar una dieta variada, disfrutar de pequeños placeres como cenar fuera de casa, dar un paseo tranquilo en bicicleta sin pulsómetro o pasear sin preocuparnos por cuantas calorías estamos quemando.

Cada vez hay más personas que acaban obsesionándose por comer sólo productos sanos y esto puede llevarles a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria como la ortorexia. Las personas con este tipo de trastorno tienen obsesión por la comida sana y dicha obsesión, les obliga a seguir una dieta que excluye la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y las sustancias artificiales que pueden dañar el organismo. Suelen ser tan estrictos, que incluso se sienten culpables cuando lo incumplen y se castigan con dietas y ayunos aún más rígidos, lo que puede acarrear anemia, carencias vitamínicas o de oligoelementos y falta de energía.

Cuando queremos bajar unos kilitos que nos sobran o empezar a llevar una vida saludable, debemos recurrir a fuentes de información fiables como lo son médicos, psicólogos, endocrinos o nutricionistas. Estos nos ayudarán a incorporar hábitos saludables, dándonos pautas que tengan en cuenta nuestras necesidades y ritmo de vida, ya que hay que tener en cuenta que cada persona es ella y sus circunstancias.

Marisa Hernández Torrijo. Psicóloga.
Para revista “Psychologies”. 
Artículo completo, dossier Julio  2011.

miércoles, 15 de junio de 2011

MENTIRAS

Mentir es algo que va unido a la autoestima. Se ha descubierto que en cuanto la gente siente que su autoestima está amenazada, comienzan a mentir a un nivel mayor.
No todas las mentiras son dañinas. De hecho, algunas veces mentir es la mejor estrategia para proteger nuestra intimidad de la maldad de otros.

Los hombres no mienten más que las mujeres, pero tienden a mentir para sentirse mejor con ellos mismos, mientras que las mujeres tienen más propensión a mentir para hacer que otras personas se sientan mejor. Además, el hombre por lo general, suele mentir peor, ya que no cuida tanto los detalles de su discurso tanto como la mujer, y es por eso por lo que se le da caza antes.
También la educación y la información recibida en la infancia, así como el comportamiento o las creencias respecto a esta por parte de los padres, influirá a la hora de que un adulto mienta más o menos.
Hay diferentes tipos de mentiras; sociales, pedagógicas, piadosas, manipuladoras utilitarias, etc..
Otra forma de mentir son las "medias verdades" o "verdades retorcidas".i un mentiroso está en condiciones de escoger el modo de mentir, por lo general, preferirá ocultar y no falsear, ya que esto tiene más ventajas como que suele ser más fácil, ya que no hay nada que fraguar y además se sienten menos culpables si ocultan que si falsean.
En el caso de las verdades retorcidas, el mentiroso dice la verdad de tal modo que la víctima no lo crea, es decir, dice la verdad falsamente. Es el caso del esposo que llega tarde a la casa y cuando su mujer le pregunta en dónde estaba, éste le contesta: "Con mi amante, como me acuesto con ella todos los días, tenemos que estar en permanente contacto". Esta exageración de la verdad pone en ridículo a la esposa y le dificulta proseguir con sus sospechas. También servirá para el mismo propósito un tono de voz o una expresión de burla. 
Ocultar la verdad y fingir son actitudes necesarias en ocasiones entre los humanos, y forman parte de la vida de la inmensa mayoría, pero ¿Cuándo es patológico?.
Si este comportamiento se vuelve compulsivo, el individuo padece un trastorno psicológico.
La mentira patológica es un tipo de comportamiento que indica una aparente falta de control, un cierto trastorno psicológico.
Se dice que una persona es mitómana o mentirosa patológica cuando sus mentiras son persistentes, generalizadas, desproporcionadas y muchas veces, no conscientes. El mecanismo básico es relativamente simple, en un primer momento el engaño aparece hacia uno mismo y hacia otro de forma consciente y deliberado, pero con el tiempo, el sujeto acaba convencido de la realidad de sus afirmaciones, momento en que el proceso se vuelve inconsciente y las afirmaciones pueden ser cada vez más fantásticas.
Este proceso se ha atribuido según diversos autores a factores psicopáticos, a trastornos de personalidad borderline, narcisista o histriónico. La mentira sería un mecanismo de reducción de la ansiedad o culpa, por algo de lo que no nos sentimos orgullosos. El proceso se contempla como una forma de aumentar la autoestima.
Algunas de las señales que delatan a un mitómano son:
  • Cambian sus historias todo el tiempo, incluso en ocasiones, no mantienen algo que habían sostenido previamente.
  • Exageran demasiado los relatos acerca de cualquier cosa, desde la más simple hasta la más importante.
  • Siempre tienen una historia semejante, incluso mejor, que la que alguien les cuenta a ellos.
  • Viven una especie de realidad paralela o universo paralelo, le dan otro significado a los conceptos de mentira y verdad.
  • Se defienden enérgicamente ante cualquier cuestionamiento de sus dichos.
  • Suelen tener baja autoestima aunque nunca lo demuestran.
  • Suelen olvidar lo que contaron.
  • Suelen ser personas muy inseguras aunque nadie pueda notarlo.
Decálogo para cazar a un mentiroso;
1.     Lenguaje corporal; Su mirada esquiva o aumentar la distancia física con su interlocutor esconde una mentira.
2.     Reacción fisiológica; El sudor, la dilatación de las pupilas, ponerse colorado o el empalidecimiento, es otro signo de mentira.
3.    Conducta;  No contesta enseguida, tragar saliva con frecuencia, habla en tercera persona o le incomoda el silencio.
4.     Gestos; Puede sobreactuar, poner sonrisa falsa, mirar fijo o reir sin ganas o en exceso.
5.     Repreguntas; Obligarlo a dar respuestas y observar sus contradicciones.
Cuánta más información le pidamos, más fácil será que se equivoque o contradiga y destapar la mentira.
6.     Incongruencias; Analizar discrepancias entre lo que dice y lo que se hace.
7.     Diferencias entre el niño y el adulto;  El niño se tapa la boca, el adulto disimula tocándose la nariz.
8.    Su cambio de comportamiento lo achacan a algún tipo de dolor o malestar propio así como a alguna preocupación inexistente.
9.    Habla; Hay pausas y errores en el habla si no ha habido una estrategia verbal preparada de antemano.
10.   Cuando se queda sin argumentos suele huir o recurrir a la locura del receptor/a del mensaje y deja de interactuar con este/a.

Aunque estos podrían ser algunos de los signos evidentes de que nos están mintiendo, si el mentiroso está acostumbrado a mentir puede que no experimente algunas de estas reacciones.

domingo, 29 de mayo de 2011

RESPIRAR DE FORMA POSITIVA

La respiración diafragmática es una herramienta que ayuda a sincronizar la mente y el cuerpo, para darle una coherencia psicofisiológica más poderosa.
Usando esta técnica regularmente unas diez veces, en tres o cuatro distintos momentos del día, se puede desarrollar la habilidad para realizar un cambio de actitud duradero, que influirá en nosotros aumentando nuestro bienestar, además de conseguir relajarnos y poder afrontar, de forma más eficaz, algunos momentos de nuestra vida.

Debemos sentarnos y adoptar una postura cómoda para empezar a inhalar enfocando la atención en nuestra respiración y visualizando como el aire penetra por nuestras fosas nasales recorriendo la faringe, laringe, traquea bronquios y pulmones. Dicha inspiración debe durar como mínimo 5 segundos y debemos intentar no subir el pecho, sino que lo que tome volumen sea el abdomen.
Una vez que hemos realizado la inspiración, retenemos el aire unos dos segundos y a continuación,  lo exhalamos de forma muy controlada durante aproximadamente 8 segundos. Es entonces, cuando al exhalar iremos deshinchando el abdomen y notaremos como nuestros pulmones van vaciándose poco a poco.
Mientras hacemos esto, se escoge algún pensamiento o sentimiento positivo y se visualiza. También puede ser algún momento de nuestra vida agradable, intentando experimentar de nuevo lo que sentimos en aquel momento.
Si no sabemos en qué pensar, puede servir visualizar una gota de lluvia sobre el cristal de la ventana recorriéndolo y uniéndose a otras gotas del cristal, o imaginarnos sentados en una playa vacía, con el mar de fondo y sintiendo cómo el sol nos acaricia la cara, los brazos, el cuerpo y las piernas, además de notar la arena bajo nuestro cuerpo o los pies dentro de ésta.
Una vez que hemos exhalado todo el aire volveremos a repetir este proceso por lo menos hasta diez veces.

Puede que en las primeras respiraciones, nos sintamos mareados o un poco inestables, ya que si estamos muy nerviosos nuestro exceso de actividad, va a demandar un aporte de oxigeno que no le vamos a dar, pues vamos a respirar de forma muy pausada y controlada. Pero, es de esta forma, como nuestro sistema parasimpático, que es el encargado de disminuir nuestra actividad, actuará por encima del simpático, el cual nos acelera, haciendo que frenemos y nos relajemos.

sábado, 7 de mayo de 2011

COMO AFRONTAR SITUACIONES DIFICILES

No es nuevo, que en la vida en diferentes momentos nos vamos a encontrar con situaciones complicadas. Pero un afrontamiento adecuado de éstas situaciones u obstáculos, nos permitirán madurar y desarrollar nuevas herramientas para afrontar cada vez mejor la exposición a nuevas situaciones de este tipo.
Cuando aparece un problema, generalmente no estamos seguros de cómo afrontarlo, porque generalmente, éste es percibido de formas distintas por las personas involucradas en él.
Además, aunque nos pueda resultar incómodo aceptarlo, la mayoría de las veces nos resulta más fácil conformarnos con nuestra propia percepción del problema, antes que ponernos en la piel de los demás, evitando así el malestar que nos pueda generar, por no decir, que muchas veces para evitar dicho malestar, ignoramos el problema hasta que llega un punto, en el que no hay más remedio que afrontarlo.
Todo problema interpersonal es un conflicto y lo importante es reconocer que nosotros somos parte de ese conflicto, por lo que de algún modo contribuiremos para que éste surja, continúe o desaparezca. Por lo tanto, somos capaces de contribuir a su solución. Pero a la hora de diseñar alternativas, consciente o inconscientemente buscamos lo cómodo, lo que menos esfuerzo, implicación emocional o malestar nos genere, sesgando así la elección de la alternativa adecuada.
Algunas preguntas que debemos hacernos para evitar este sesgo son;
¿Es la más viable?
¿Es la más práctica?
¿Es la que tendrá mayores probabilidades de éxito?
¿Es la más justa para todas las partes involucradas?
¿Es realmente ese el problema, o es la consecuencia de otro que hay otro de fondo?

Hay diferentes estilos o estrategias de afrontamiento;
1.     Afrontamiento productivo o dirigido a la resolución del problema:
-Buscar actividades relajantes.
-Esforzarse.
-Concentrarse en lo positivo.
-Concentrarse en resolver el problema.
-Buscar pequeños momentos de distracción.

2.    Afrontamiento en relación con los demás:
-Buscar apoyo en amigos, familia, etc…
-Buscar ayuda profesional.
-Buscar pertenencia.

3.    Afrontamiento improductivo:
-Autoinculparse.
-Ignorar el problema.
-Falta de afrontamiento.
-Reservarlo para sí.
-Preocuparse y no ocuparse.
-Escapar

Se ha demostrado que los hombres en general tienden más a buscar momentos de distracción, ignorar el problema y reservarlo para sí. Mientras que las mujeres, buscan actividades relajantes, se concentran en lo positivo y dirigen sus esfuerzos a resolver el problema.
Esto ha de ser tenido en cuenta en cualquier situación o problema en la que estén involucrados ambos géneros. El tiempo dicen que lo cura todo, pero hasta día de hoy que creo que no resuelve los problemas, es más creo que los enferma aún más.


miércoles, 4 de mayo de 2011

¿SE PUEDE SUPERAR UNA INFIDELIDAD?


Una infidelidad en una pareja es un síntoma de que algo o alguien no marcha bien.
Pero las infidelidades solo destruyen las malas relaciones, demasiado débiles o desgastadas.
A las basadas en el amor, las refuerzan  y producen madurez psicológica, siempre y cuando se afronten de una forma adecuada. Hablando, claro está, de infidelidades puntuales y no de una relación basada en el engaño constante.

Cuando una persona es engañada por su pareja, sufre tres heridas;
1.     Dolor por el abandono (celos, inseguridad..)
2.    Humillación (narcisismo y autoestima heridos)
3.    Rabia

La progresiva cicatrización de estas heridas, exige vivenciar el siguiente proceso;
1.     Expresar las emociones ocasionadas, (con amigos, familiares…).
2.    Afrontar con coraje que es lo qué ha pasado e investigar ambos miembros de la pareja cuál fue el significado, (una huida, un narcótico, un castigo o venganza, una muestra de soledad, un síntoma de aburrimiento o tristeza…).
3.    Resolver a fondo todos los problemas descubiertos, (narcisismo, depresión, ansiedad, dependencia, falta de autoestima…).

De esta forma, si ambos miembros de la pareja se aman y son lo suficientemente maduros psicológicamente, podrán recorrer juntos todas estas etapas, con o sin ayuda profesional, y fortalecer todavía más esa relación.
Las heridas del engañado cicatrizaran, la confianza volverá y el sentimiento de culpa y posteriormente de vergüenza del infiel desaparecerá. Pudiendo llegar a ser la relación incluso más solida que antes de la infidelidad.

Pero, si por el contrario, estos procesos no son llevados a cabo de una forma adecuada y se pone distancia entre ambos miembros, para que el conflicto se resuelva solo y los sentimientos desaparezcan con el tiempo, es decir, si en lugar de afrontar lo que ha sucedido, escapamos o evitamos hablar de ello, entonces el conflicto mutuo seguirá abierto durante mucho tiempo y podrá llevar incluso a la ruptura definitiva.

sábado, 2 de abril de 2011

¿NECESITAMOS TERAPIA DE PAREJA?

Alguna que otra pareja se ha preguntado alguna vez, si puede que necesiten terapia de pareja para solucionar sus conflictos, y de ser así, si realmente funciona o puede hacer que aún se distancien más, o incluso puede llevarles a romper del todo la relación. Se sabe que algunas parejas, han ido a un psicólogo para hacer terapia de pareja y han roto definitivamente. 
Pero deberíamos de preguntarnos, si realmente esa pareja no estaba rota ya cuando llego a terapia y la terapia les sirvió para aceptarlo, o si en ella han obtenido las herramientas necesarias para poder afrontar que aquello terminó.
La pérdida de individualidad, la falta de empatía, factores ambientales, falta de reforzamiento, déficit en habilidades de comunicación y de resolución de problemas, así como errores de pensamiento o malos hábitos, son algunos de los factores que pueden hacer que aparezca el conflicto en la pareja.
En toda relación, al principio, existen una serie de determinantes que hacen que sea más difícil que aparezca el conflicto, como por ejemplo; las expectativas idealizadas, la novedad de la comunicación sexual, la ausencia de toma de decisiones importantes en común, el carácter restrictivo de la relación y la atracción inicial mutua, junto con una alta tasa de intercambios reforzantes.
Pero en la mayoría, conforme la relación va evolucionando surge el conflicto. Generalmente, aparece debido al choque entre las expectativas y la realidad, y cuando ese choque es significativo, comienzan a intercambiarse dosis de estimulación aversiva. Algunas parejas recurren a la coerción, para obtener la conducta deseada. Otras, llegan al abandono emocional o físico, buscando otras fuentes de reforzamiento como puede ser un hijo, un amante, amigos, etc…
En terapia, se estudian las bases del conflicto, se identifica el problema y se evalúa de modo preciso, qué factores son los determinantes para intervenir en consecuencia.
No obstante, no caer en los reproches, reforzar a nuestra pareja de forma positiva, saber escuchar y atender las necesidades del otro, sacar tiempo para la relación de pareja y saber comunicar de forma adecuada nuestros deseos, dudas o inquietudes, son algunas de las cosas que pueden ayudarnos a tener una mejor y más feliz relación de pareja.

martes, 22 de marzo de 2011

ADICCIÓN AL SEXO

La adicción al sexo o satiriasis, después de mucho tiempo de controversia, ha sido recogida en el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales DMS –V, imprescindible en el mundo de la psiquiatría y la psicología, como Trastorno de la Hipersexualidad.
Este tipo de patología afecta aproximadamente a un 6% de la población.
No es algo solamente masculino, también se da en las mujeres y acuden a consulta por ello, aunque en menor proporción que los varones.
Algunos de los síntomas que puede manifestar una persona con este tipo de trastorno son;
Necesidad de satisfacer sus deseos carnales más que cualquier otra cosa, a pesar de que en la mayoría de los casos después se sienten mal.
Masturbación de forma compulsiva.
Consumo de pornografía o prostitución.
Son personas infieles y/o promiscuas.
Pueden realizar conductas de exhibicionismo y/o voyeurismo.

Este tipo de trastorno se presenta como un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo en el que la obsesión se canaliza a través del sexo. Es decir, son el tipo de pensamientos repetitivos lo que lleva al paciente a realizar una conducta determinada para rebajar el estado de ansiedad que les genera ese tipo de pensamientos.
Pero, ¿Cuándo tenemos una obsesión?. Cualquier tipo de pensamiento repetitivo que interfiera en la capacidad de la persona para llevar una vida normal y que le perjudique en sus relaciones tanto a nivel laboral, como familiar o social, es una obsesión.

En relación al cerebro, se cree que podría haber algún tipo de disfunción en la neurotransmisión de dopamina y en el sistema opiáceo, que daría lugar a algún tipo de síndrome de la recompensa insuficiente, pero es pronto para confirmarlo debido a los escasos estudios neurobiológicos realizados, ya que apenas se está comenzando a investigar.

Actualmente, este tipo de patología suele tratarse combinando tratamiento farmacológico, terapia cognitiva conductual  y asesoramiento sexológico.

martes, 1 de marzo de 2011

A HACERSE MAYOR SE APRENDE.

En una extraña paradoja, nuestra sociedad sueña con poder vivir cada vez más y más años, pero, en cambio, rechaza las arrugas y las marcas del paso del  tiempo. Pero, realmente, sí que podemos escapar del culto a la juventud. Sólo tenemos que saber disfrutar de las distintas etapas de la vida.
Para afrontar el temor a envejecer, no hay nada como echar una miradita atrás y pensar, siendo honestos con nosotros mismos, si realmente todo son ventajas en la juventud. Porque cumplir años  es también una oportunidad para aprender más sobre la vida y sobre nosotros mismos.
Con la edad, sabemos ser más felices, aprendemos a disfrutar más de cada instante, y cosas que antes se vivían con la ansiedad , la impulsividad y la inseguridad propias de la juventud, pasan a verse de una forma más calmada, permitiendo realmente disfrutar más de ello. Aprendes a relativizar, adquieres sabiduría y ganas en conocimiento de uno mismo
Es muy importante saber encontrar  el equilibrio entre asumir nuestra edad  y, al mismo tiempo, llegar a ella en unas buenas condiciones físicas y psicológicas, sin llegar a obsesionarnos. Llevar una vida sana y hacer regularmente ejercicio, además de ejercitar nuestras habilidades sociales o nuestro cerebro, nos ayudará a sentirnos más felices y seguros.
Mantener una buena red social con la cual compartir buenos momentos, o donde apoyarnos cuando lo necesitemos, nos ayudará a envejecer de una forma más saludable. Un abrirse a los demás, que va ligado a mantener la curiosidad y las ganas de seguir conectados al presente. Aprender cosas nuevas relacionándonos con otras personas, nos hace sentirnos todavía capaces de hacer muchas cosas, además, ganamos en autoconfianza y nos genera sentimientos muy positivos.
Poder envejecer bien es un proceso en el que podemos intervenir, y cuyos frutos vamos a disfrutar muchos años.

Marisa Hernández Torrijo
Artículo completo; Revista “Psychologies”. (Marzo 2011).
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HABILIDADES SOCIALES

Las habilidades sociales, son aquel conjunto de aptitudes que desarrollamos con el paso del tiempo gracias a la experiencia  y que permiten relacionarnos de una forma positiva y adecuada.
Saber decir que no, ser asertivo, saber dar malas noticias, saber manejar silencios, saber recibir y expresar criticas, saber escuchar activamente o la empatía, son algunas de estas habilidades.
Una conducta socialmente habilidosa se define como, un conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y resolviendo de inmediato los problemas surgidos en una situación determinada minimizando la probabilidad de futuros problemas.

Las habilidades sociales son esenciales para obtener 2 tipos de objetivos:
Objetivos afectivos: consiguiendo relaciones satisfactorias con los parientes y con los demás, estableciendo amistades, relaciones amorosas, etc.
 Y objetivos instrumentales: permitiendo actividades con éxito en la comunidad incluyendo comprar, vender, entrevistas de trabajo, trabajar,etc.

No obstante, muchas personas por diferentes motivos, no desarrollan estas habilidades y relacionarse con los demás o emitir determinadas conductas, les supone todo un reto. Estas personas pueden solucionar su déficit en habilidades sociales, de una manera tan simple como realizando un entrenamiento con un psicólogo.

Ante la conducta de las personas, nosotros nos formamos una impresión global, que está formada por miniconductas específicas, pero que según como sean éstas últimas, darán como resultado una impresión positiva o negativa del mensaje o del emisor, frente al interlocutor.

Algunos de los aspectos a tener en cuenta y que debemos cuidar son:

-Componentes no verbales como, la mirada, la expresión fácil, los gestos, la postura o la distancia.
Por ejemplo; Tendremos contacto ocular con la otra persona, escucharemos con atención y asintiendo con la cabeza, cuidaremos los gestos o las expresiones de la cara, mantendremos una postura erguida inclinada  un poco hacia delante con una distancia intermedia, y no haremos otras actividades mientras nos están hablando. De esta forma, haremos que nuestro interlocutor se sienta cómodo con nosotros y se sienta escuchado.
-Componentes paralingüísticos como, el volumen de la voz, la entonación, la claridad o la velocidad.
Por ejemplo; No hablaremos demasiado bajito ni demasiado alto, lo haremos con una entonación que distinga lo más importante del mensaje del resto, es decir, enfatizando adecuadamente, vocalizaremos y llevaremos un ritmo adecuado en la conversación, es decir, sin hablar ni demasiado rápido, ni demasiado lento.
 Y componentes verbales como, las expresiones de atención personal, los comentarios positivos, el hacer preguntas, los refuerzos verbales, el empleo del humor, la variedad de los temas, las expresiones en primera persona, etc.

El saber manejar la información de una forma adecuada así como el saber relacionarnos de forma positiva, nos puede abrir muchas puertas en diferentes ámbitos a lo largo de la vida.

lunes, 14 de febrero de 2011

ADICCIÓN AL AMOR .

La adicción al amor o dependencia emocional, es igual que cualquier otra compulsión, excepto que tiene que ver con las relaciones.
Debido a la parte amorosa de la adicción, la gente a menudo no entiende la gravedad del peligro de la situación. De hecho, Hollywood tiende a quitarle importancia a este problema en sus películas, porque una verdadera relación de amor no es comercial.
¡El amor es glorificado, cómico, feliciano, es lo mejor que le puede pasar a una persona sea cual sea su grado de amor…! Al menos en Hollywood.
Pero una persona excesivamente apegada a otra, muy probablemente no se sienta tan feliz y relajada como muestran algunas películas.
Hay que diferenciar entre el amor o el deseo de estar con el otro, y la necesidad de estar con el otro.

Algunas características de la persona adicta al amor son;
Negar los problemas, confundir deseos como necesidades, reemplazar inmediatamente a la pareja con la que se termina, incapacidad para confiar en las relaciones, pasión excesiva, se confunde el sexo con el amor, sentimientos de celos y posesividad en las relaciones, y prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa llegando a limitar otras actividades en su día a día.
Una persona adicta al amor, tiene miedo al cambio  y suprime el desarrollo propio, de hecho suele asumir el sistema de creencias de la pareja y sus relaciones son basadas en la sumisión y la subordinación,  ya que suele tenerla idealizada.
En la adicción al amor, la persona adicta puede traer ese hábito de relaciones pasadas que dejaron a la persona desgastada y/o sintiéndose abusada mentalmente, pero también, puede provenir de una falta de cuidados o atención en la niñez, separación de la familia, dolor oculto, miedo al rechazo o falta de amor. Además, una baja autoestima, el miedo e intolerancia a la soledad y una falta de habilidades sociales, son algunas de las variables que influyen en el desarrollo y mantenimiento de este estado afectivo.

El enfoque o tratamiento para este tipo de personas debe ser integrador, debiendo considerar en cualquier tratamiento las dimensiones tanto biológica, como interpersonal, afectiva, cognitiva y conductual.
Escribirse una carta a sí mismo en la que se dirija sentimientos positivos de protección y de cariño, hablar frente al espejo interactuando de forma positiva, con valoraciones, y ánimos, dar paseos solitarios por entornos agradables, identificar y corregir las distorsiones cognitivas, trabajar un autoconcepto positivo, y reevaluar el concepto que se tiene de la pareja, son algunas de las técnicas que se pueden utilizar para este mal de amores.


lunes, 7 de febrero de 2011

¿CÓMO EDUCAR A UN HIJO?

Educar a un hijo es una de las tareas más complicadas e importantes que nadie se pueda plantear. Ser padres no se limita a traer un hijo al mundo, hay que criarlo, vestirlo y algo fundamental, educarlo para ayudarle a convertirse en un ser maduro, encajado en la sociedad y en la vida tal y como le toque vivir.
Los padres se plantean la educación como una serie de detalles que considera importantes como: que estudie, que sepa relacionarse, que esa feliz, etc…y para ello plantea una serie de normas o exigencias. El ambiente en que se cría un niño sin duda es muy importante, por ello vamos a detallar algunos de los puntos principales que conviene seguir para crear un ambiente educativo lo más ideal posible:
1.     Hacer que el niño se sienta seguro.
2.    Procurar que se sienta querido y aceptado.
3.    Huir de las amenazas, los castigos y los miedos.
4.    Hacer que poco a poco adquiera responsabilidades y enseñarle a ser independiente así como fomentar su autonomía.
5.    Cuando manifieste sus instintos, no regañarlo, comprenderlo y, sobretodo, orientarlo.
6.    Evitar conflictos innecesarios, ser tolerantes y enseñarles a serlo también.
7.    No exigirle más de lo que pueda dar.
8.    No compararle con sus hermanos ni con otros niños, evitar en todo momento crearle sentimientos de inferioridad.
9.    Respetar sus sentimientos, nos gusten o no.
10.   Contestar a sus preguntas con respuestas que pueda comprender.
11.   Afrontar junto a él, las dificultades por las que pasa.
12.   Interesarse por las cosas que hace, aunque al adulto le parezcan insignificantes.
13.   Apoyar y potenciar su sociabilidad y su integración en el medio.
14.   Favorecer y facilitarle todos los instrumentos que necesite para su progreso y maduración.
15.   Ayudarle a que descubra su propia identidad.
16.   Tener en cuenta que  “Un niño es un niño y no un adulto en miniatura”.
En reiteradas ocasiones, no hay una buena comunicación entre nosotros y nuestros hijos no porque ellos no escuchen, sino porque no utilizamos el lenguaje adecuado.
Con ayuda de un profesional, se pueden aprender algunas estrategias, para el manejo de los niños y los adolescentes.

sábado, 15 de enero de 2011

¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?.

La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía, y se basa en todos aquellos pensamientos, sentimientos y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida. Todos los cientos o miles de impresiones, evaluaciones y experiencias de diferentes tipos, se conjuntan en un sentimiento positivo hacia nosotros mismos, o al contrario, en un incómodo sentimiento negativo.
Nuestra autoestima afecta a todos nuestros ámbitos, familiar, social, sentimental, laboral, etc.
Numerosos estudios han demostrado, que las personas que se sienten bien consigo mismas suelen sentirse bien en la vida, capaces además, de afrontar y resolver con seguridad los retos y responsabilidades que ésta les plantea.
El autoconcepto, hace referencia a la representación que la persona tiene de sí misma. Cuando el sujeto compara esa imagen que tiene de sí mismo, con la imagen ideal que le gustaría tener, es cuando se forma la autoestima. Cuando dicha representación coincide o es muy parecida a su imagen ideal, es cuando el sujeto tendrá una buena autoestima, si por el contrario su imagen ideal es muy diferente a su autoconcepto, el cual lo encuentra muy inferior a su ideal, entonces su autoestima será muy baja.
Algunas de las características de las personas con baja autoestima son: Ser extremadamente críticas consigo mismas, son perfeccionistas, son exigentes y críticas con los demás, evalúan y analizan cada gesto, acto o pensamiento que realizan, tienen un temor excesivo a cometer errores y necesitan la aprobación continua de los demás. Por el contrario las personas con una alta autoestima tienden a poseer una visión de sí mismo realista y positiva, no necesita la aprobación de los demás, no se cree ni mejor ni peor que nadie, muestra sus sentimientos y emociones con libertad, afronta los nuevos retos con optimismo, intentando superar el miedo y asumiendo responsabilidades, le satisfacen las relaciones sociales, le gusta desarrollar los proyectos y sabe aceptar las frustraciones aprendiendo de los fracasos.
Actualmente hay diversos programas de entrenamiento en mejora de autoestima, gracias a los cuales y acompañados por un profesional, podemos realizar pequeños cambios, que nos den como resultado cambios importantes en la forma de vernos a nosotros mismos, es decir, en nuestro autoconcepto y como resultado en nuestra autoestima.

lunes, 3 de enero de 2011

¿QUÉ ES LA ENVIDIA?

La envidia es un fenómeno psicológico, muy común , que hace sufrir enormemente a muchas personas, además de, principalmente, a los propios envidiosos. Se trata de un sentimiento de frustración ante algún bien o cualidad positiva de otra persona, típico de las personas más débiles o fracasadas y que forma parte del rasgo humano conocido como narcisismo, desde el que el sujeto experimenta un ansia infatigable de destacar, ser el centro de atención y ser el mejor.
Muchas personas se sienten continuamente amenazadas y angustiadas por los éxitos, la vida y la felicidad de los demás, y viven en perpetua competencia contra todo el mundo, atormentadas sin descanso por la envidia.  Pero, no es sólo que los demás tengan cosas que ellas desean: ¡Es que las desean precisamente porque los demás las tienen! Es decir, para no sentirse menos. Este sufrimiento acaba condicionando su personalidad, su estilo de vida y su felicidad, así como sus relaciones interpersonales.
La envidia es la rabia vengadora del impotente que, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia ya que le resulta más fácil. El envidioso es un insatisfecho (ya sea por inmadurez, represión, frustración, etc.) que, a menudo, no sabe que lo es. Por ello siente consciente o inconscientemente mucho rencor contra las personas que poseen algo (belleza, éxito, dinero, poder, libertad, amor, personalidad, felicidad, etc.) que él también desea, pero que no puede o muchas veces no quiere desarrollar. Así, en vez de aceptar sus carencias o percatarse de sus deseos y facultades y darles curso, el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación.
Las formas de expresión de la envidia son muy numerosas: críticas, rechazo, ofensas, difamación, rivalidad... Y puede quedar manifiesta explícitamente o quedar implícita en diferentes tipos de comportamientos o procesos cognitivos. Por ejemplo, en ocasiones, las personas envidiosas intentan demostrar a todas horas sus altos conocimientos en algún tema o ponen continuamente a prueba a los demás, ya que la envidia suele ir acompañada de un complejo de inferioridad.
No hay que confundir la envidia con los celos, ya que son sentimientos muy distintos. Los celos nacen de la inseguridad y del miedo a perder el afecto de la persona amada. La envidia nace de las carencias del sujeto, que quiere destruir al objeto-espejo.

En suma, cuanto más débil, insatisfecha o narcisista es una persona, tanto más envidiará a la gente que posea lo que a ella le falta. La envidia se cura concienciando y resolviendo las propias carencias y facultades, a través de un proceso de crecimiento emocional con ayuda de un profesional. Tener una buena autoestima y como resultado un buen autoconcepto, aumentar nuestra percepción de autoeficacia y trabajar para conseguir nuestros anhelos, desarrollar la autoconfianza, así como el madurar y saber aceptarnos con nuestras virtudes y nuestros defectos, nos evitarán caer en la envidia.