martes, 3 de enero de 2012

LIBERARSE DEL PASADO.

Nuestra relación con el pasado es ambivalente. A menudo idealizado, nos sirve para reconfortarnos, pero en otras ocasiones, cuando es doloroso puede atormentarnos y el intentar huir o no afrontarlo hace que se convierta en una herida difícil de curar.
Por más que intentemos no pensar, es difícil olvidar y por más que nos esforcemos en ignorar los malos recuerdos siempre habrá un olor, una música, una imagen, una situación, etc…que nos hagan recordar.
Debemos tener en cuenta que realmente, nuestro pasado y las experiencias vividas en él, son lo que nos condiciona a la hora de seleccionar una respuesta conductual, sentir una emoción o tomar una decisión.

Quedarnos estancados pensando que cualquier tiempo fue mejor y no centrarnos en el presente, además de impedirnos avanzar en nuestras metas, nos generará pensamientos y emociones negativas, que no nos ayudarán a tener un presenta lleno y feliz
Por otro lado, ser capaces de afrontar los recuerdos dolorosos, saber reconocer lo que nos han enseñado o valorar cómo los afrontamos sin tener experiencia alguna, es el primer paso para lograr liberarnos de su influencia. Debemos recordar el pasado en su justa medida, sin atarnos a él y viviendo el presente. Recordar los momentos felices y realizar un aprendizaje de los no tan felices para poder evolucionar y seguir adelante. Sólo así, podremos avanzar sin miedo a mirar atrás.
Asumir el pasado es evolucionar y madurar. Es permitir que esa experiencia nos influya de manera positiva en el presente, convirtiéndose en un bagaje que nos ayude a avanzar y en herramientas que nos permitan afrontar de manera exitosa cualquier otro tipo de situación similar que se nos presente.
Es importante centrarse en el presente pero sin olvidar que el pasado me construye y que dicho presente también en un futuro será pasado.
Marisa Hernández Torrijo.
Para revista “Psychologies”.
Artículo completo, dossier Diciembre 2011.