lunes, 27 de febrero de 2012

Relaciones y dinámicas de la familia.

La familia es una estructura social básica, donde sus miembros se relacionan a diferentes niveles como pueden ser afectivo, económico, social…Es un sistema ya que lo que afecta a uno de sus miembros afecta también directa o indirectamente al resto.
Hay diferentes tipos de familias;
-En la familia rígida, hay una dificultad grande para asumir, por parte de los padres, los cambios que experimentan sus hijos. Aunque pase el tieempo y dejen de ser niños, los padres de esta familia los seguirán tratando como cuando eran pequeños, es una forma de no admitir el crecimiento por eso se muestran rígidos y autoritarios con ellos. -En las sobreprotectoras, como su nombre indica, tienen una fuerte preocupación por proteger a sus hijos, pero lo hacen de forma descomunal pasan de una protección a una sobreprotección. Los padres retardan la madurez de sus hijos, no les permiten desarrollarse, ni por supuesto su independencia y como  resultado los hijos puede que presenten un infantilismo en su personalidad.-En la familia permisiva, se diferencia de las demás por la pérdida de roles, es decir los padres no quieren caer en autoritarismo y como son incapaces de disciplinar a los hijos, se encubren con la excusa de querer razonarlo todo haciendo que desemboque en que los hijos terminen por hacer lo que quieran, sin control alguno. En definitiva, los roles de padres e hijos se pierden hasta tal punto que incluso parece que los hijos mandan más que los padres, e incluso se dan caso en el que no se atreven a decir nada por si a caso el hijo se enfada.
-Dentro de la familia inestable, se puede ver que no llega a ser una familia unida, los padres no tienen metas comunes y eso les lleva al problema de no saber escoger cómo y cuáles son los principios que quieren inculcar a sus hijos, cuál es el tipo de mundo que quieren que aprendan sus hijos, se presenta una ambiente de inestabilidad que hace que los hijos crezcan el ese ámbito con una personalidad marcada por la inseguridad, la desconfianza, con una imposibilidad afectiva que cuando crecen los forma como adultos incapaces de comunicar sus necesidades, frustrados, con grandes sentimientos de culpa por no ser capaces de exteriorizar sus sentimientos.
-Por último,  en la familia estable  hay un claro reparto de roles, las enseñanzas y valores que se quieren dar a los hijos son claras, llenas de perspectivas y de futuro. Hay ilusión y se encuentran todos los miembros unidos y queridos, dando como resultado seguridad, estabilidad y confianza. Cuando los niños crecen como han tenido metas y no solo las han conseguido sino que han sido apoyado y llenos de afecto, se convierten en adultos independientes y sin ningún problema a la hora de expresar sus necesidades o de mostrar afecto.

Lo interesante,  es que no se nos puede olvidar y que debemos reflexionar, sobre la importancia de las experiencias vividas junto a la familia. Debemos de saber identificar las situaciones que nos han aportado fortaleza o por el contrario debilidad. Hay que tener en cuenta, que el carácter y la personalidad,  al igual que los valores, se fraguan en la familia y son las que nos condicionan y marcan la vida adulta de cada miembro y que durante nuestro desarrollo todas las experiencias vividas y la forma en que nos enseñaron a afrontarlas o como lo observamos nosotros en nuestros hermanos y/o progenitores, determinarán en  gran medida la forma en que nosotros las afrontaremos en el futuro.
Lo perjudicial es, que en ocasiones, dentro de una misma familia, se educan a los hijos con estilos diferentes, haciendo a veces los progenitores diferenciaciones entre los hermanos. Como consecuencia de este tipo de educación, aparecerán hermanos con personalidades muy diferentes, así como envidias y una mala relación interpersonal, debido a esas diferencias que ellos han percibido en el trato y  sus personalidades en ocasiones opuestas.
A esto hay que añadir,  que con el tiempo cada miembro de la familia, en concreto hermanos, va conformando su propia familia con alguien que no pertenece a nuestro núcleo familiar, mismo nivel social. Produciéndose  en muchas ocasiones un  distanciamiento hacia el resto de la familia doloroso para éstos, ya que en nuestro afán de estar en pareja, crear nuestra propia familia o satisfacer simplemente nuestras necesidades económicas, afectivas etc.. podemos llegar a mirar hacia otro lado y dejar abandonada a la familia. Esto ocurre, sobre todo si por comodidad, dejamos que el rol dominante lo lleve nuestra pareja, hay mala comunicación, quedamos anulados, tenemos miedo al conflicto o una pareja posesiva, cierta dependencia  y falta de asertividad. En este caso debemos autoafirmarnos, “Decir basta!!”, trabajar los miedos y la asertividad, así como la autoestima y volver a tomar las riendas de nuestra vida.
También puede ocurrir, lo contrario. La familia que puede ser nuestro pilar más importante para mantenernos en pie, en ocasiones, puede ser la peor arma contra uno mismo. En este caso por más que nos duela, debemos distanciarnos física y emocionalmente tanto como sea factible, para no sucumbir ante tanta emoción o afecto negativo. De esta forma, aunque al principio nos duela solo lloraremos durante un tiempo, mientras que de la otra forma lloraremos toda la vida.