Tras el aumento en los medios de comunicación de noticias
relacionadas con agresiones sexuales en jóvenes o en grupo, parece que hay una
pregunta en el aire; ¿Qué está ocurriendo?, ¿Realmente están aumentando las
agresiones y abusos sexuales entre los jóvenes?.
Hay que decir, que más que aumentar las agresiones, lo
que ocurre es que denunciamos más. Las denuncias por violación han aumentado
hasta en un 28,4% en el primer trimestre
en España, (371 delitos de este tipo). Solo en la comunidad de Madrid, se puede
atender hasta 200 violaciones al año. En el caso de abusos sexuales, aproximadamente, el 50% fueron cometidos
por familiares y el 30% por conocidos.
Las redes sociales y el acceso a ciertos
contenidos en internet, tienen un papel fundamental en el desarrollo de
conductas desviadas en el sexo entre los adolescentes. Su fácil accesibilidad y
poder mantener el anonimato, son variables que hacen que los jóvenes lo
utilicen sin límites. Aproximadamente, el 85% de menores entre los 12 y los 18
años ha consumido o consume pornografía.
El aprendizaje de sexo a través de
conductas agresivas que pueden aparecer en la pornografía, hacen que se
desarrolle e interiorice erróneamente actitudes agresivas en el ámbito sexual.
Tras realizar un estudio, con datos de
63 menores infractores, que habían cometido al menos un delito sexual y
cumplido una medida de internamiento en la Comunidad de Madrid por estos
hechos, entre los años 2006 y 2015, se ha
objetivado la existencia de dos perfiles claramente diferenciados en
función de la víctima en los agresores sexuales juveniles, los Adolescentes que
agreden sexualmente a Menores o “AM” y los Adolescentes que agreden sexualmente
a iguales o adultos, “AI”.
Perfil de los Agresores sexuales de Menores (AM):
-Menor historial antisocial.
-Consumen menos drogas.
-Están más aislados socialmente.
-Menos absentismo en la escuela.
-Más alteraciones emocionales como
ansiedad o depresión y más neuroticismo.
-Presentan baja autoestima.
-Estilo de afrontamiento generalmente
pasivo.
-Suelen actuar en solitario.
-No suele haber otro tipo de delitos no
sexuales.
-Mayores niveles de victimización previa
(abuso sexual y/o acoso escolar). Suelen haber estado expuestos en mayor medida
a la pornografía o a la violencia en la propia familia, mostrando intereses
sexuales desviados.
Respecto a las víctimas: Pueden agredir tanto a chicos como a chicas y tienden a
seleccionar a las víctimas, con las que tienen relación de confianza, por lo
que no hacen tanto uso de la violencia.
Perfil de los Agresores Sexuales de Iguales (AI):
Por otro lado, los AI tienen un perfil
semejante a los menores infractores generales sin delitos sexuales. Presentan
un perfil más psicopático, al
presentar:
-Conductas más disruptivas en la
infancia.
-Un mayor historial delictivo.
-Un mayor consumo de drogas.
-Un grupo de iguales más disocial.
-Peor ajuste escolar con mayor
absentismo en la escuela.
-Actitudes y creencias más antisociales.
-Estilo de afrontamiento más agresivo.
-Pueden actuar en solitario o en grupo.
-Si suele haber otros delitos no
sexuales.
Respecto a las víctimas: Agreden más a chicas conocidas, seguido de desconocidas, y suelen ejercer
mayor violencia.
Pueden hacerlo en grupo. –En grupo aparecen mecanismos de defensa
desresponsabilizadores que facilitan la participación en la agresión-. Por otro
lado, en adolescentes, estarían presentes variables propias de la adolescencia como, el
sentimiento de invulnerabilidad o la presión del grupo de iguales y la
necesidad de pertenencia a dicho grupo.
En la actualidad, se está constatando
un mayor uso de drogas a la hora de cometer el delito. El que la víctima haya consumido drogas, podría actuar como
eximente parcial, y como consecuencia,
que lo imputable sea un delito de abuso y no de agresión sexual, ya que
no hay violencia o intimidación.
En lo que se refiere a INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA, la hora del tratamiento psicológico, es muy importante una
adecuada evaluación psicológica y valoración del caso, así como una intervención específica en cada uno.
En el caso de los AI, habría que seguir
una intervención destinada a minimizar aquellas conductas más externalizantes y
relacionadas con el comportamiento antisocial y violento general en
adolescentes, como puedan ser la agresividad, la impulsividad y la búsqueda de
sensaciones.
En el caso de los AM, el objetivo central de intervención debería ser la
adquisición de un repertorio adecuado de habilidades sociales que favoreciera
su integración social, aumentando su autoestima y mejorando sus expectativas en
las interacciones sociales.
En ambos casos se deberá prestar
especial atención a las distorsiones cognitivas que dificulten la asunción de
responsabilidades derivadas de su comportamiento.
MARISA HERNÁNDEZ TORRIJO.
PSICÓLOGA FORENSE. (Nº Col. A-01857)