Cuatro de cada diez
españoles ha consumido algún fármaco para tratar la ansiedad a lo largo de su
vida. A su vez, la OCU alerta del elevado consumo de fármacos para tratar la
ansiedad entre la población española.
De acuerdo con los
resultados obtenidos en los últimos estudios, el perfil típico del consumidor
de fármacos para tratar la ansiedad, es el de una mujer de unos 34 años con
nivel de estudios bajo y medio.
Los motivos más frecuentes
por los que consumen este tipo de fármacos suelen ser; problemas para conciliar
el sueño, dificultades laborales o familiares, sucesos vitales traumáticos y
motivos económicos.
El consumo de estos
fármacos, suele iniciarse tras la consulta al médico de atención primaria (no
médico psiquiatra) y sin que los usuarios hayan recibido la información
necesaria acerca de los efectos secundarios (tales como pérdida de memoria,
somnolencia diurna o riesgo de dependencia).
El Instituto Nacional para
la Salud y la Excelencia Clínica de Reino Unido y las principales guías de
práctica clínica, recomiendan como tratamiento de primera elección en los
trastornos de ansiedad el tratamiento psicológico, mediante el entrenamiento
con técnicas cognitivos-conductuales, frente a los fármacos.
A su vez, son de destacar
los elevados niveles de malestar psicológico entre la población española,
situación que hace más necesario que nunca que se implementen estrategias
eficaces que puedan dar una respuesta efectiva a esta creciente demanda.
(Aída de Vicente y Susana
Villamarín).
INFOCOP
A
todo ello debo añadir, los perjuicios que puede suponer para algunas personas, ser tratadas únicamente desde la
perspectiva biológica. La estigmatización, una actitud pasiva debido a la
confianza ciega en el fármaco, la falta de búsqueda del origen del problema,
así como los efectos secundarios de algunos fármacos pueden, en algunos casos,
no solo hacer que no remita la sintomatología sino que ésta aumente.
Cada
día, queda más manifiesto que es necesario un enfoque multifactorial, que
contextualice el malestar y la conducta, y que reconozca la complejidad de las
interacciones implicadas y elaborar un sistema que tenga en cuenta el origen
biopsicosocial de las diferentes problemáticas a la hora de tratar al paciente.
El
sufrimiento humano es el resultado de una compleja combinación de factores
psicológicos y sociales, y en un número determinado de casos también
biológicos.