Durante estos días hay
muchas personas que en lugar de disfrutar y relajarse, acaban superadas y
estresadas, por los preparativos, los conflictos familiares, los niños, el
aumento de gasto, etc… Las vacaciones de navidad pueden ser fuente de
conflictos personales y familiares, e incluso poner de manifiesto cosas que
durante el resto del años han permanecido en un segundo plano u ocultas.
Además, hay que añadir la difícil situación económica por la que están pasando
algunas familias. Por todo ello, las fechas navideñas suelen traer a consulta a
personas con un aumento de ansiedad, sintomatología depresiva y un gran malestar psicológico.
Algunas fuentes de
malestar habituales durante la Navidad son:
-Tensiones en la pareja;
Al pasar más tiempo juntos
es más probable que aparezcan roces. Además, hay que negociar comidas y cenas
con la familia de ambos y en algunas ocasiones cuesta afrontar esto con la
propia familia.
-Conflictos familiares;
Debido a la gran carga
emocional y a la ansiedad que genera el juntarse con algunos familiares, y con
el añadido del alcohol, se desentierran fantasmas del pasado y cuestiones que
parecían olvidadas como herencias, rivalidades y diferencias entre hermanos,
cuestiones económicas, cuidado de los mayores etc…
-Organización de los
festejos;
Debido al carácter
familiar de estas fiestas, algunos de los motivos por los que se pueden crear
conflictos son el lugar o domicilio donde realizar la celebración, a quien invitar, a que casa acudir o que
regalos hacer y a quien. Además, los niños están de
vacaciones y en muchas familias hay que organizarse teniendo en cuenta esto. El
trabajo, las cenas de empresa, el cuidado de alguna persona enferma en estas
fechas, pueden ser también fuentes de estrés.
-Cuestiones personales;
Terminar un año supone de
alguna manera enfrentarse a la propia muerte. Se toma conciencia de que la
estancia en el mundo es temporal, se repasa el camino recorrido, centrando a
veces más la atención en las metas no conseguidas y eso puede generar malestar.
-Recuerdo de seres
queridos fallecidos;
Puede ocurrir que algún
familiar de un ser querido fallecido recientemente no tengas ganas de
celebración siendo su postura contraria a la del resto, y su estado de ánimo no
sea comprendido por los demás tomándoselo como algo personal.
Algunas pautas pueden
ser útiles para manejar el estrés y este tipo de situaciones durante las vacaciones de Navidades son:
-Expectativas realistas;
Ninguna Navidad es
perfecta ya que la propia perfección no existe. El mundo comercial despliega
todas sus armas para estimularnos y que aumentemos más el consumo. Además, las
personas no cambian su forma de ser en Navidad, aunque hay una mayor
predisposición a estar contentos, el temperamento y carácter de algunas personas
seguirá patente, por lo que tendremos que aceptar esto.
-Preparar un presupuesto;
Si la lista de deseos de
nuestros hijos está fuera del presupuesto hablaremos con ellos, puesto que un
regalo más caro no significa una mayor demostración de amor. Es cierto, que
estas son cuestiones que deben enseñarse durante todo el año.
Hay que calcular antes de
nada hasta donde se puede llegar y ceñirnos a eso.
Una cena de nochebuena más
cara ni grandes regalos, mejoraran sus relaciones familiares, al contrario,
cuando finalicen las fiestas aumentará su ansiedad y estrés, debido que tendrá
que hacer frente a nuevos gastos.
-Tiempo para uno mismo y
la pareja;
En ocasiones el exceso de
actividades sociales pueden hacer que no haya tiempo para uno mismo o para
celebrarlo a solas con la pareja. Tenemos que buscar esos tiempos, que además
de generarnos emociones positivas, reducirán nuestra vulnerabilidad ante
situaciones estresantes.
-Anticípate a las fiestas;
No hay nada más estresante
que estar continuamente dándole vueltas a los preparativos o el menú. No lo
dejes para los últimos días, y aunque hay algunos productos que es mejor
comprarlos con poco tiempo, intenta dejar poco a poco durante las semanas de
antes algunas cosas preparadas.
-Aprender a ser asertivo;
Saber decir que no,
expresar como nos sentimos o cuales son nuestros deseos, es importante en estas
fechas. Padres, hermanos, suegros y demás familia, pueden imponernos
situaciones que no nos apetezcan o que nos generen malestar. Ante esto, es
mejor desde el principio ser claros, ya que además, pueden ser fuente de
conflicto durante la comida o la cena, más aún si se ha bebido alcohol y se
está desinhibido.
Tenemos que aceptar que
hay núcleos familiares que han desaparecido o han cambiado. Es absurdo imponerse comer o cenar con personas con las que no hemos tenido apenas relación el resto del año.
Y esto hay que expresarlo y los otros deben respetarlo. Hay muchos padres que no
aceptan que sus hijos han formado su propio núcleo familiar, y no entienden que a veces es complicado reunir a familias muy numerosas para estas fechas.
-Enfríate abandonando la situación.
En el caso de que estemos en una comida o cena con alguna persona que con su comportamiento o conversación está haciendo que nos aparezca malestar, no tengas problema en abandonar la situación durante unos minutos excusándote con el teléfono o diciendo que estás un poco mareado. Aprovecha para ir al baño, lávate la cara y/o manos, respira y piensa en algo positivo e intenta buscar algo gracioso de la situación. Permanece como mínimo 5 minutos, verás como al salir te encuentras mejor. Hazlo tantas veces como sea necesario.
-Desdramatizar;
Tenemos que aprender a
desdramatizar algunas cosas respecto a la navidad.
Es mejor estar solo y con
bienestar psicológico que acompañado y con ansiedad.
Realmente pasar en soledad
algunos de estos días con significa que estemos solos en el mundo, que vaya a
suceder algo tremendo, que seamos raros… Hay que elegir libremente que queremos
hacer estas navidades y cómo no vamos a generarnos malestar. Hay que afrontar los
miedos y tenemos que ser felices y disfrutar antes que cualquier
celebración. Y si hay gente que no lo comprende, quizás no nos quieran tanto como pensamos y estén pensando más en ellos mismos que en nosotros.