Tradicionalmente, los hoy
denominados Trastornos Somatoformes, provienen de un conjunto de trastornos
derivados del concepto de Neurosis Histérica.
Dos son los elementos indispensables para el diagnóstico de un síntoma
histérico: Primero, estos déficits acontecen sin ninguna patología orgánica en el sistema nervioso, central
o periférico, y segundo, acontecen en relación con situaciones de estrés o de conflicto
psíquico.
Todos los exámenes que se efectúan dan resultados
normales, lo que no siempre tranquiliza a los pacientes, cuya ansiedad a menudo
se agudiza, y resulta frustrante para los médicos, que se sienten
impotentes o burlados por dolencias imaginarias.
Estos trastornos no son simulados
intencionadamente por el paciente,
como pueda ocurrir en el Trastorno por Simulación, en el cual el paciente es
plenamente consciente del fingimiento intencionado de los síntomas.
Algunos de las principales
características de algunos de los más importantes Trastornos Somatoformes son;
-Somatización; Quejas
sobre múltiples síntomas físicos (desmayos, naúseas, debilidad, etc…), los
cuales no se fundamentan en causa orgánica alguna.
-Conversión; Pérdida o
alteración en el funcionamiento fisiológico (por ejemplo, parálisis, sordera,
ceguera, cierre de la glotis, etc…), que sugiere un trastorno físico para el
que no existe patología orgánica subyacente.
-Dolor Somatoforme; Dolor
severo y prolongado que, o bien es inconsistente con la distribución anatómica
del sistema nervioso, o bien no puede ser explicado a partir de una patología
orgánica.
-Hipocondría;
Preocupación, miedo o creencia de padecer una enfermedad grave que surge tras
interpretar los signos corporales, (bultos, dolor, etc…) incorrectamente. Dicha
creencia les lleva a visitar diferentes profesionales de la salud.
-Dismorfofobia;
Preocupación excesiva por algún defecto imaginario sobre la apariencia física.
Mientras que los tres
primeros trastornos implican una pérdida real o una alteración del
funcionamiento físico, de ahí, la dificultad de diferenciarlos de los problemas
con base orgánica, la característica
principal de los dos últimos trastornos (Hipocondría y Dismorfofobia) es la
preocupación con respecto a posibles problemas corporales. Este último, es
importante tenerlo en cuenta ante pacientes que continuamente se someten a
retoques o cirugía plástica.
Además, es frecuente que
el paciente se indigne o se ponga ansioso cuando se sugiere una causa
psicológica, no obstante, cada vez se vuelven más dependientes.
Los síntomas, a diferencia
de la simulación, no son producidos conscientemente, pero son soluciones inconscientes
a conflictos difíciles.
Hay que diferenciar estos
trastornos de los trastornos psicosomáticos, en los cuales también hay un
desencadenante psicológico y unos síntomas físicos, pero si existe alteración
orgánica o daño en el sistema fisiológico correspondiente. (por ejemplo la
úlcera implica una lesión en el estómago).
Es importante trabajar
este tipo de trastornos, en donde el paciente es la principal víctima, pero que
su angustia es traslada en muchas ocasiones a familia, haciéndole cómplice inconscientemente
y reforzando las visitas a diferentes especialistas de la medicina. Con el
tiempo, además del deterioro en las relaciones interpersonales, puede acabar
afectando al trabajo y tener consecuencias económicas desastrosas ya que acaban
visitando a los más caros especialistas.
Entre un 20% y un 84% de
pacientes que solicitan atención médica primaria presentan como problema
central síntomas hipocondríacos y/o fobias a la enfermedad. Además, muchos
casos de hipocondría se solapan con trastornos de ansiedad tales como el
Trastorno de Pánico o el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.