lunes, 5 de mayo de 2014

SOMATIZACIÓN, HIPOCONDRIA Y OTROS TRASTORNOS SOMATOFORMES.

Tradicionalmente, los hoy denominados Trastornos Somatoformes, provienen de un conjunto de trastornos derivados del concepto de Neurosis Histérica.
Dos son los elementos indispensables para el diagnóstico de un síntoma histérico: Primero, estos déficits acontecen sin ninguna patología orgánica en el sistema nervioso, central o periférico, y segundo, acontecen en relación con situaciones de estrés o de conflicto psíquico.
Todos los exámenes que se efectúan dan resultados normales, lo que no siempre tranquiliza a los pacientes, cuya ansiedad a menudo se agudiza, y resulta frustrante para los médicos, que se sienten impotentes o burlados por dolencias imaginarias.
Estos trastornos no son simulados intencionadamente por el paciente, como pueda ocurrir en el Trastorno por Simulación, en el cual el paciente es plenamente consciente del fingimiento intencionado de los síntomas.

Algunos de las principales características de algunos de los más importantes Trastornos Somatoformes son;

-Somatización; Quejas sobre múltiples síntomas físicos (desmayos, naúseas, debilidad, etc…), los cuales no se fundamentan en causa orgánica alguna.
-Conversión; Pérdida o alteración en el funcionamiento fisiológico (por ejemplo, parálisis, sordera, ceguera, cierre de la glotis, etc…), que sugiere un trastorno físico para el que no existe patología orgánica subyacente.
-Dolor Somatoforme; Dolor severo y prolongado que, o bien es inconsistente con la distribución anatómica del sistema nervioso, o bien no puede ser explicado a partir de una patología orgánica.
-Hipocondría; Preocupación, miedo o creencia de padecer una enfermedad grave que surge tras interpretar los signos corporales, (bultos, dolor, etc…) incorrectamente. Dicha creencia les lleva a visitar diferentes profesionales de la salud.
-Dismorfofobia; Preocupación excesiva por algún defecto imaginario sobre la apariencia física.

Mientras que los tres primeros trastornos implican una pérdida real o una alteración del funcionamiento físico, de ahí, la dificultad de diferenciarlos de los problemas con base orgánica,  la característica principal de los dos últimos trastornos (Hipocondría y Dismorfofobia) es la preocupación con respecto a posibles problemas corporales. Este último, es importante tenerlo en cuenta ante pacientes que continuamente se someten a retoques o cirugía plástica.

Además, es frecuente que el paciente se indigne o se ponga ansioso cuando se sugiere una causa psicológica, no obstante, cada vez se vuelven más dependientes.
Los síntomas, a diferencia de la simulación, no son producidos conscientemente, pero son soluciones inconscientes a conflictos difíciles.
Hay que diferenciar estos trastornos de los trastornos psicosomáticos, en los cuales también hay un desencadenante psicológico y unos síntomas físicos, pero si existe alteración orgánica o daño en el sistema fisiológico correspondiente. (por ejemplo la úlcera implica una lesión en el estómago).

Es importante trabajar este tipo de trastornos, en donde el paciente es la principal víctima, pero que su angustia es traslada en muchas ocasiones a familia, haciéndole cómplice inconscientemente y reforzando las visitas a diferentes especialistas de la medicina. Con el tiempo, además del deterioro en las relaciones interpersonales, puede acabar afectando al trabajo y tener consecuencias económicas desastrosas ya que acaban visitando a los más caros especialistas.

Entre un 20% y un 84% de pacientes que solicitan atención médica primaria presentan como problema central síntomas hipocondríacos y/o fobias a la enfermedad. Además, muchos casos de hipocondría se solapan con trastornos de ansiedad tales como el Trastorno de Pánico o el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.