Publicidad,
marketing o política, son algunos de los ámbitos, donde se exprime al máximo
comportamientos, mensajes o actitudes, que puedan influir en la forma de sentir
o conducirse de otras personas.
No
somos tan libres como pensamos, desde nuestra infancia vamos asumiendo
creencias y valores que junto con la experiencia, serán determinantes a la hora
de tomar decisiones o movernos por la vida.
Compromiso;
Las
mayoría de las personas se ven empujadas a cumplir aquello con lo que se
comprometen.
En
un estudio de hostelería, se pudo comprobar que a la hora de realizar una
reserva, las personas a las que se les preguntaban si estaban de acuerdo en
llamar en caso de cancelación, lo hacían más.
Nos
cuesta ir en contra de nuestros compromisos, así como de nuestras creencias o
valores. En caso de no realizar una conducta acorde con lo que pensamos o
sentimos, aparece un malestar que en psicología denominamos “Disonancia
Cognitiva”, ya que se debe a una disonancia entre lo que pensamos y hacemos.
Consenso;
El
ser humano es gregario por naturaleza, y
tiene una alta necesidad de pertenencia. A la mayoría de las personas, les
gusta saber lo que hacen los demás en esa misma situación y tienden a hacer lo
mismo, para sentirse integrados en el grupo.
En
otro estudio, dentro del mundo de los hoteles, se pudo comprobar que tras poner
en un lugar visible un cartel donde decía; “El 75% de las personas que se han
alojado en la habitación han reutilizado sus toallas”, dicho comportamiento
aumento en un 33%.
Norma
de la reciprocidad;
Cuando
damos algo o hacemos un favor a alguien, esta persona se siente obligada a
devolver el favor de algún modo. Quedo más que manifiesto, cuando se pidió a
algunos camareros que dejarán un caramelo con la factura del restaurante. Cada
vez que lo hacían aumentaba la propina dejada por lo clientes.
Valorar
la aportación;
Una
manera de asegurarnos que nos devolverán el favor prestado, es haciendo que lo
recuerden más. Cuando
ayudemos a un amigo con alguna situación, en lugar de decir “no es nada”, es
mejor decir; “Me alegro de poderte ayudar en esto”, sin darse cuenta, le
quedará más fijado en su memoria y le será más fácil recordarlo en un futuro.
Identificación;
Cuando
opinamos o hacemos creer a la otra persona que compartimos, creencias, gustos o
intereses, hacemos que se sienta identificada con nosotros y será más fácil que
nos apoye en una decisión o nos haga un favor.
Además,
de todo esto, hay otras formas de influir en los demás, por ello os invito a
tener los ojos bien abiertos y a la hora de tomar una decisión, primero nos
haremos la siguiente pregunta; ¿Realmente es esto lo que quiero?, En caso
contrario, es necesario decir que no. De esta manera, no acabaremos haciendo
cosas que no nos apetezcan realmente y no sentiremos el látigo de la disonancia
cognitiva, que en un principio tanto intentamos evitar sentir de manera inconsciente.