Comenzaremos por definir autoestima, según las
teorías actuales; actitud global o conjunto de actitudes referidas a uno mismo,
es decir, como las pautas- en el pensar, sentir y actuar- que una persona
tiende a mantener hacía si misma.
Las personas solemos desarrollar cierto nivel de
autoestima que tiende a permanecer estable, pero que diferentes situaciones o
experiencias, contribuyen a mejorarla o empeorarla. Es decir, diferentes
vivencias, pueden hacer que descienda la autoestima en un individuo o vaya
aumentando hasta el exceso.
Hace unos años se creía que el individuo debía
tener una alta autoestima para un óptimo funcionamiento psicológico, que
quedaba reflejado en un adecuado funcionamiento de dicha persona en diferentes
ámbitos como el social, laboral, personal, etc. Pero hace ya un tiempo, que ha
quedado demostrado en diferentes investigaciones sobre autoestima, que es
perjudicial tanto una baja autoestima como una alta autoestima o Narcisismo, ya
que se ha constatado que personas que se autoevalúan de manera muy positiva
presentan graves problemas emocionales y conductuales.
Se trata de personas egocéntricas, arrogantes y prepotentes, con tendencia a distorsionar la realidad para hacerla coincidir con su autoimagen distorsionadamente positiva, pudiendo llegar a intentar dominar a sus semejantes, e incluso llegando a reaccionar con ira o violencia. Algunas otras características de estos individuos que nos sirven a los profesionales como criterios diagnósticos son;
-Tiene un grandioso sentido de autoimportancia.
-Cree que es especial y único.
-Exige una atención o admiración excesiva.
-Saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
-Carece de empatía.
-Envidia frecuentemente a los demás o cree que le envidian a él.
-Presenta actitudes o comportamientos soberbios.
-Son personas que dominan la conversación.
-Se suelen preocupar por la imagen.
-Tienden a ser manipuladores.
-Continúamente autoensalzan su figura remarcando sus exitos o logros.
-Carecen de empatía.
Se trata de personas egocéntricas, arrogantes y prepotentes, con tendencia a distorsionar la realidad para hacerla coincidir con su autoimagen distorsionadamente positiva, pudiendo llegar a intentar dominar a sus semejantes, e incluso llegando a reaccionar con ira o violencia. Algunas otras características de estos individuos que nos sirven a los profesionales como criterios diagnósticos son;
-Tiene un grandioso sentido de autoimportancia.
-Cree que es especial y único.
-Exige una atención o admiración excesiva.
-Saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
-Carece de empatía.
-Envidia frecuentemente a los demás o cree que le envidian a él.
-Presenta actitudes o comportamientos soberbios.
-Son personas que dominan la conversación.
-Se suelen preocupar por la imagen.
-Tienden a ser manipuladores.
-Continúamente autoensalzan su figura remarcando sus exitos o logros.
-Carecen de empatía.
Recordemos que según la mitología griega, Narciso
era un joven conocido por su gran belleza, que se enamoró de la imagen que lo
reflejaba en el agua. Finalmente, al intentar besarla cayó al agua y se ahogó.
El mito de Narciso, se convirtió en una metáfora sobre los peligros del amor
desmesurado hacía uno mismo, desde finales del siglo XIX, siendo muy utilizado
en psicología.
Los excesos llevados a cabo antiguamente por los
defensores del movimiento por la autoestima, nos ha llevado a un problema que
encontramos cada día más en consulta, “la alta autoestima”. Hay una obsesión
por sentirse bien consigo mismo aunque estemos haciendo las cosas mal. Durante
años se ha fomentado que muchos padres digan a sus hijos cosas irreales como,
por ejemplo, que eran buenos en algo cuando no lo son. Se ha tratado de que los
niños no tuvieran conciencia de sus limitaciones o no sintieran frustración,
por lo que no se les enseñó a perseverar, aprender, tolerar frustraciones o
aceptar sus limitaciones.
Se ha visto que es necesario buscar una autoestima
óptima incluso moderada, donde todavía haya presente humildad y cautela, además
de tolerancia a la frustración entre otras cosas.
En nuestra sociedad actual, occidental e
individualista, hay una excesiva por la autoestima, pero se atribuye a que
realmente la mayoría de personas carece de una verdadera de autoestima, como se
manifiesta si tenemos en cuenta el incremento de consumo de psicofármacos,
trastornos de la alimentación, drogodependencia o suicidio.
Llegando a la conclusión de que esos problemas se
producen porque los valores sociales imperantes llevan a la gente a hacer
depender su autoestima de objetivos y metas inalcanzables para la mayoría de
las personas, como la riqueza, el poder, el éxito académico o el ideal de
belleza.
Como remedio se proponen mejoras en la educación,
cambios de actitudes y valores en los padres así como la promover un cambio en
valores sociales.