La psicología jurídica y forense es hoy una de las áreas de la psicología ya consolidada que ha alcanzado entidad propia. Una prueba de ello, es el desarrollo que ha logrado en los diferentes contextos jurídicos en los que la Administración de Justicia tiene lugar; civil, penal, penitenciario, menores, social, laboral, militar, canónico, etc.
El psicólogo jurídico y forense, abarca tareas fundamentales de evaluación y asesoramiento pero también de prevención e intervención que se han extendido no sólo a juzgados, tribunales y fiscalías sino también a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.
A diferencia de la psicología clínica donde se realizan tareas de evaluación, diagnóstico e intervención, en la psicología forense, se realiza una evaluación minuciosa de la personalidad del sujeto así como de la posible existencia de trastornos de personalidad, síndromes clínicos graves o trastornos psicóticos entre otros, y de su relación con el acto delictivo. Una vez realizada la evaluación pericial, se confecciona el informe y se aporta a la instrucción, quedando pendiente de ratificar en sede judicial.