viernes, 2 de octubre de 2015

ALTA AUTOESTIMA. Narcisismo, el lado oscuro de la autoestima.

Comenzaremos por definir autoestima, según las teorías actuales; actitud global o conjunto de actitudes referidas a uno mismo, es decir, como las pautas- en el pensar, sentir y actuar- que una persona tiende a mantener hacía si misma.
Las personas solemos desarrollar cierto nivel de autoestima que tiende a permanecer estable, pero que diferentes situaciones o experiencias, contribuyen a mejorarla o empeorarla. Es decir, diferentes vivencias, pueden hacer que descienda la autoestima en un individuo o vaya aumentando hasta el exceso.
Hace unos años se creía que el individuo debía tener una alta autoestima para un óptimo funcionamiento psicológico, que quedaba reflejado en un adecuado funcionamiento de dicha persona en diferentes ámbitos como el social, laboral, personal, etc. Pero hace ya un tiempo, que ha quedado demostrado en diferentes investigaciones sobre autoestima, que es perjudicial tanto una baja autoestima como una alta autoestima o Narcisismo, ya que se ha constatado que personas que se autoevalúan de manera muy positiva presentan graves problemas emocionales y conductuales. 
Se trata de personas egocéntricas, arrogantes y prepotentes, con tendencia a distorsionar la realidad para hacerla coincidir con su autoimagen distorsionadamente positiva, pudiendo llegar a intentar dominar a sus semejantes, e incluso llegando a reaccionar con ira o violencia. Algunas otras características de estos individuos que nos sirven a los profesionales como criterios diagnósticos son; 
-Tiene un grandioso sentido de autoimportancia.
-Cree que es especial y único.
-Exige una atención o admiración excesiva.
-Saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
-Carece de empatía.
-Envidia frecuentemente a los demás o cree que le envidian a él.
-Presenta actitudes o comportamientos soberbios.
-Son personas que dominan la conversación.
-Se suelen preocupar por la imagen.
-Tienden a ser manipuladores.
-Continúamente autoensalzan su figura remarcando sus exitos o logros.
-Carecen de empatía.

Recordemos que según la mitología griega, Narciso era un joven conocido por su gran belleza, que se enamoró de la imagen que lo reflejaba en el agua. Finalmente, al intentar besarla cayó al agua y se ahogó. El mito de Narciso, se convirtió en una metáfora sobre los peligros del amor desmesurado hacía uno mismo, desde finales del siglo XIX, siendo muy utilizado en psicología.
Los excesos llevados a cabo antiguamente por los defensores del movimiento por la autoestima, nos ha llevado a un problema que encontramos cada día más en consulta, “la alta autoestima”. Hay una obsesión por sentirse bien consigo mismo aunque estemos haciendo las cosas mal. Durante años se ha fomentado que muchos padres digan a sus hijos cosas irreales como, por ejemplo, que eran buenos en algo cuando no lo son. Se ha tratado de que los niños no tuvieran conciencia de sus limitaciones o no sintieran frustración, por lo que no se les enseñó a perseverar, aprender, tolerar frustraciones o aceptar sus limitaciones.
Se ha visto que es necesario buscar una autoestima óptima incluso moderada, donde todavía haya presente humildad y cautela, además de tolerancia a la frustración entre otras cosas.
En nuestra sociedad actual, occidental e individualista, hay una excesiva por la autoestima, pero se atribuye a que realmente la mayoría de personas carece de una verdadera de autoestima, como se manifiesta si tenemos en cuenta el incremento de consumo de psicofármacos, trastornos de la alimentación, drogodependencia o suicidio.
Llegando a la conclusión de que esos problemas se producen porque los valores sociales imperantes llevan a la gente a hacer depender su autoestima de objetivos y metas inalcanzables para la mayoría de las personas, como la riqueza, el poder, el éxito académico o el ideal de belleza.

Como remedio se proponen mejoras en la educación, cambios de actitudes y valores en los padres así como la promover un cambio en valores sociales.

domingo, 20 de septiembre de 2015

¿CÓMO INFLUIR EN LOS DEMÁS?

Publicidad, marketing o política, son algunos de los ámbitos, donde se exprime al máximo comportamientos, mensajes o actitudes, que puedan influir en la forma de sentir o conducirse de otras personas.
No somos tan libres como pensamos, desde nuestra infancia vamos asumiendo creencias y valores que junto con la experiencia, serán determinantes a la hora de tomar decisiones o movernos por la vida.

Compromiso;
Las mayoría de las personas se ven empujadas a cumplir aquello con lo que se comprometen.
En un estudio de hostelería, se pudo comprobar que a la hora de realizar una reserva, las personas a las que se les preguntaban si estaban de acuerdo en llamar en caso de cancelación, lo hacían más.
Nos cuesta ir en contra de nuestros compromisos, así como de nuestras creencias o valores. En caso de no realizar una conducta acorde con lo que pensamos o sentimos, aparece un malestar que en psicología denominamos “Disonancia Cognitiva”, ya que se debe a una disonancia entre lo que pensamos y hacemos.

Consenso;
El ser  humano es gregario por naturaleza, y tiene una alta necesidad de pertenencia. A la mayoría de las personas, les gusta saber lo que hacen los demás en esa misma situación y tienden a hacer lo mismo, para sentirse integrados en el grupo.
En otro estudio, dentro del mundo de los hoteles, se pudo comprobar que tras poner en un lugar visible un cartel donde decía; “El 75% de las personas que se han alojado en la habitación han reutilizado sus toallas”, dicho comportamiento aumento en un 33%.

Norma de la reciprocidad;
Cuando damos algo o hacemos un favor a alguien, esta persona se siente obligada a devolver el favor de algún modo. Quedo más que manifiesto, cuando se pidió a algunos camareros que dejarán un caramelo con la factura del restaurante. Cada vez que lo hacían aumentaba la propina dejada por lo clientes.

Valorar la aportación;
Una manera de asegurarnos que nos devolverán el favor prestado, es haciendo que lo recuerden más. Cuando ayudemos a un amigo con alguna situación, en lugar de decir “no es nada”, es mejor decir; “Me alegro de poderte ayudar en esto”, sin darse cuenta, le quedará más fijado en su memoria y le será más fácil recordarlo en un futuro.

Identificación;
Cuando opinamos o hacemos creer a la otra persona que compartimos, creencias, gustos o intereses, hacemos que se sienta identificada con nosotros y será más fácil que nos apoye en una decisión o nos haga un favor.

Además, de todo esto, hay otras formas de influir en los demás, por ello os invito a tener los ojos bien abiertos y a la hora de tomar una decisión, primero nos haremos la siguiente pregunta; ¿Realmente es esto lo que quiero?, En caso contrario, es necesario decir que no. De esta manera, no acabaremos haciendo cosas que no nos apetezcan realmente y no sentiremos el látigo de la disonancia cognitiva, que en un principio tanto intentamos evitar sentir de manera inconsciente.